Los perros hipoalergénicos no existen. Los antihistamínicos seguros para perros sí

Los perros hipoalergénicos no existen. Los antihistamínicos seguros para perros sí
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En los últimos años, los perros hipoalergénicos han supuesto un auténtico fenómeno, así como un duro contratiempo para protectoras y asociaciones de rescate animal que intentan buscar familias a bichones, yorkshires y, sobre todo, razas más activas, como el perro de aguas español, que llegaron a casas bajo una promesa que no podían cumplir.

Ainhoa Huete, portavoz de Apaguas, asociación de rescate y protección del perro de aguas, explicaba hace unas semanas a 20 minutos que la raza se había puesto de moda por ser considerada hipoalergénica, y tanto la oferta como la demanda se habían disparado.

¿El problema? Pues el problema radica en que no existen los perros hipoalergénicos. Ni yorkshire, ni schnauzer, ni perros de aguas… Hay animales que desprenden una menor cantidad de pelo, o nada en absoluto, así como perros con más cantidad de alérgenos que otros, pero ninguno puede ser hipoalergénico, porque las proteínas que producen alergia se encuentran en la saliva, la caspa, el pelo y la orina.

Convivir con… alergias y problemas respiratorios

A menudo, detrás de la búsqueda de un perro hipoalergénico se dan la mano dos deseos enfrentados: la convivencia con un peludo y alguna enfermedad respiratoria o alergia de distinto grado. Esto no tiene por qué ser siempre grave, pero sí es necesario revisarlo junto con los profesionales sanitarios especializados antes de una adopción.

La promoción de las razas “hipoalergénicas” ha buscado integrarse en este mercado, pero con pocos escrúpulos. Para ello, animales como el bichón maltés, que no muda el pelo, el yorkshire terrier, el schnauzer, el perro de aguas andaluz o el labradoodle, han sido considerados hipoalergénicos. Pero ¿es posible?

La realidad nos dice que no. Para entenderlo, debemos tener presente que todos los perros producen alérgenos: proteínas que producen alergia. En los perros, existen dos alérgenos principales: el Can f 1 y el Can f 2. El primero, se encuentra en saliva, piel y pelo, mientras que el segundo se encuentra en la orina.

Hay razas de menor riesgo (alérgico)

Cuando estas proteínas se desprenden del perro, es posible que las personas las inhalemos y, de este modo, se complica la convivencia humano-animal. Por descontado, en perros que no mudan el pelo o cuya muda sea escasa,  las alergias deberían ser menos intensas. Además, el contacto directo con las mucosas del animal, o la necesidad de un cepillado constante, hará que la aparición de los procesos alérgicos sea más rápida y molesta.

De este modo, si bien se reduce el riesgo, la posibilidad de que un perro nos dé lametones o entremos en contacto con la proteína existe, aunque también tiene sentido optar por una de estas razas si queremos convivir con animales, mientras que, por ejemplo, un pastor alemán, que muda pelo durante todo el año (y en primavera y otoño, tu casa parece el Lejano Oeste con bolas de pelo rodando de arriba abajo: te doy mi palabra).

Perros hipoalergénicos - Labradoodle

La prevención es clave

Además, mediante diagnóstico molecular, podemos conocer la cantidad de alérgenos y cómo estos pueden afectar a pacientes con distintos grados de alergia, ya que los alérgenos varían según raza, pero también edad, salud y dieta. Aquellas familias responsables que quieran adoptar o adquirir a un animal y tengan algún miembro con alergia, podrían beneficiarse de conocer el grado y los riesgos antes.

Sin embargo, si creemos que los “perros hipoalergénicos” son sinónimos de cero problemas para las personas alérgicas (el nombre engaña, y tiene claras implicaciones comerciales), podemos encontrarnos con dificultades para mantener una convivencia sana.

Si tienes alergias y quieres perro o gato, deberías:

  • Realizar pruebas de alergia para comprobar si eres alérgico a los perros o no, así como descartar otros factores
  • Hablar con tu médico alergólogo para que puedas tomar los medicamentos adecuados para controlar los síntomas (esto dependerá de tu grado de alergia)
  • Asumir que los síntomas pueden ser menores o mayores de lo esperado, y que hay tratamiento médico, tanto con la toma de antihistamínicos de forma regular, como con inmunoterapia, que consiste en la aplicación de pequeñas dosis de los alérgenos para generar inmunidad

Lo importante es estar seguros (antes de tomar una decisión así) y contar con toda la información para una correcta gestión de la alergia. Hay personas que pueden convivir sin síntomas graves toda la vida, mientras que, para otras, una breve exposición al alérgeno puede desencadenar reacciones graves.

Asimismo, debemos valorar nuestra forma de vida. El perro de aguas andaluz, por ejemplo, es un animal activo, que requiere de estimulación física y mental (controlada) y de energía media-alta… En pocas palabras, un perro de trabajo. Por mucho que pueda parecernos una gran elección, porque produce menos alérgenos, una familia de edad avanzada o una pareja que pasa 12 horas al día fuera de casa, no serán una opción adecuada, y es uno de los problemas con los que, a menudo, se encuentran las asociaciones.

Por último, hay que tener en cuenta que ningún perro es hipoalergénico, pero que todos se merecen una familia que los cuide, proteja y ofrezca un lugar para toda la vida. Integrar a un animal en casa debe ser una decisión meditada, tranquila y sin dejarnos llevar por la impulsividad: en el caso de familias con alergias, todavía más. Los perros son nuestra responsabilidad para toda la vida, tengamos alergias o no.

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