Pat, Pet, Pause: el truco fácil para caerle bien a perros y gatos que usan los profesionales

Solemos creer que a los perros y a los gatos les encantan las caricias, pero no siempre es así. Hay perros a los que les gusta mucho que les rasques la barbilla, y otros no te van a dejar que te acerques por ahí, si pueden evitarlo.

El "Pat, Pet, Pause Protocol" es una herramienta sencilla que te va a chivar cuándo un animal está a gusto con tus caricias y cuándo no. Y esto es muy, muy útil para generar vínculos fuertes y seguros con los peludos. Si quieres caerle bien a casi todos los animales con los que te cruces, apunta.

La mentalidad "primate" no siempre funciona con perros y gatos

Sé que te voy a romper el corazón, pero muchos perros (y gatos) prefieren la cercanía a las caricias o, por lo menos, necesitan un tiempo (variable, claro) antes de recibir contacto físico.

Otros son sociables por naturaleza y les encantan los mimos, pero, a menudo, también podemos excedernos con la forma en la que damos esa atención (y quizá no siempre les apetezca una sesión de caricias). Por esto, un protocolo como el "Pat, Pet, Pause", que lleva varios años cogiendo fama en países anglosajones puede ser la solución para saber cómo y cuándo acariciar a un animal.

El contacto físico y "tocar a los demás", en general, es algo muy de primates, como los besos y los abrazos, pero muy poco de cánidos o felinos, que tienen otras formas de generar vínculo y demostrarse afecto, como el grooming o las distintas conductas de acercamiento, por ejemplo.

En qué consiste este método

El Pat, Pet, Pause (aunque también puedes encontrarlo como "Pet Pause Protocol") consiste en interacciones y caricias suaves que interrumpimos cada pocos segundos para "leer" qué nos dice el animal.

Por regla general, se suele escoger el pecho o debajo de la barbilla del perro o el gato, que son zonas bastante neutras y que dan buenos resultados.

De este modo, empieza por llamar la atención del perro o gato, por ejemplo, palmeando tus piernas como hace la educadora en el vídeo (esto es lo que se conoce como pat!), y...

  1. Continúa acariciando unos segundos en zonas donde los perros y los gatos suelen aceptar las caricias sin problemas
  2. Si un animal coge distancia o se aleja: entonces, respetaremos esa petición de espacio.
  3. Tras 5 o 10 segundos (empieza con interacciones cortas mejor), dejaremos de acariciar y retiraremos la mano.
  4. Observaremos si se acerca hacia nosotros, se inclina o realiza conductas para llamar nuestra atención; si es así, volveremos a acariciarlo.
  5. Si no tiene interés, podemos mantener la distancia y esperar que se acerque, utilizar chucherías para generar interés o intentar llamar su atención con juego.
  6. Si tiene interés, podemos empezar a acariciar otras partes de su cuerpo y con distintas intensidades, para valorar qué (y dónde) le gusta y qué no le gusta.

Relaciones basadas en el respeto

Este método ha ido cogiendo fama porque nos permite interactuar y escuchar qué quieren los perros y otros animales, aprender sobre lenguaje gestual (canino, felino) y construir una relación respetuosa.

Si lo practicas, comprobarás que sus preferencias cambian dependiendo del momento y a lo largo de su vida. Además, te aseguras de no ser "demasiado invasivo" (no respetar su espacio vital) o asustarle.

En familias con niños, por ejemplo, es una herramienta estupenda para que tanto los pequeños como los animales empiecen a generar un vínculo respetuoso. Como educador canino, es uno de los primeros ejercicios que enseño para que puedan interactuar de una forma positiva para todos.

El por qué del éxito está claro, ¿no te parece?

Es un protocolo que ayuda a mantener feliz a tu perro mostrándole que lo escuchas y entiendes qué te está pidiendo. Este método podemos generalizarlo con toda  la familia, e incluso con las visitas y las personas que quieran interactuar con nuestros animales.

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