Por qué muchos educadores de perros elegimos no usar el clicker

Si conoces cómo funciona el clicker —esa caja de plástico con una lámina metálica que hace un sonido estilo "¡clic!"—, también serás consciente de su fama. La popularidad del clicker viene de la mano de ser un método fácil de usar, que permite capturar conductas exactas y a distancia, alargar la entrega del premio o mejorar las ganas de aprender del perro, entre otros beneficios.

Sin embargo, como ya hemos hablado de cómo cargar el clicker y cuáles son sus beneficios en otros artículos, me parece interesante explicarte por qué el clicker suele ser un buen complemento, pero ineficiente para centrar todo el trabajo de entrenamiento o educación en él.

El clicker no es un método

Vamos a lo principal, lo que nos permitirá entender todo lo demás. El clicker no es un "premio", sino un marcador. Técnicamente, una vez hemos asociado el sonido con una recompensa (cargar el clicker), el clicker es un reforzador condicionado .

Si intentas "premiar" con el clicker, como suelen malentender algunas personas, lo que ocurrirá es que el perro reducirá la expectativa de que va a ser premiado y, finalmente, la relación entre el clicker y el premio (reforzador) se extinguirá. En otras palabras, el clicker avisa de la llegada  de un premio, pero no premia en sí mismo (con un gran "pero", que te explico más adelante).

Por otro lado, el clicker no es un método, porque no hay nada que hagas con el clicker que no puedas hacer de otras formas. Lo que ocurre es que, con esta herramienta, podemos estructurar, automatizar y facilitar el trabajo: puedes trabajar a distancia o marcar una conducta para premiarla segundos más tarde; es cómodo, pequeño, fácil de usar, y podemos premiar varias veces, encadenar conductas a reforzar y un largo etcétera.

Karen Pryor, una educadora de renombre mundial muy vinculada al entrenamiento con clicker, tiene un artículo interesante sobre cómo el sistema límbico procesa estímulos concretos, como el clic. En este, comenta que, probablemente, las grandes ventajas del clicker, como el aprendizaje y retención de nuevas conductas están muy vinculadas con el hecho de que lleguen antes a la amígdala cerebral que a la corteza están relacionadas con patrones de aprendizaje muy rápido.

Esto también explicaría otra característica que se ha podido percibir en perros que se "activan" con facilidad: la activación es un sinónimo que usan algunos educadores para hablar de motivación (extrínseca o intrínseca), es decir, las ganas o la predisposición por hacer algo.

Motivación descontrolada y estrés

El principal problema es que, si el clicker "activa" y genera expectativa, cuando no llega este premio (porque no ha realizado la conducta, porque se acaba el entrenamiento, etc.) el evento pasa de ser agradable a desagradable.

¿Me vas siguiendo? Por esta razón, perros muy motivados y clicker, puede ser un cóctel explosivo, ya que se van a dar dos grandes problemas:

Por un lado, cuando no llegue lo que el perro espera (expectativa), puede generar frustración, que se traducirá en ladridos, lloros, desconexión del entrenamiento y, en casos graves, incluso marcajes (por frustración que redirige hacia el guía o terceros).

¿Cómo puedes saber si tu perro tiene predisposición a esto? Por norma, si tu perro suele reaccionar mucho ante sonidos como el timbre, ruidos, tonos muy agudos... probablemente el uso del clicker sin supervisión profesional no sea una gran idea.

Por el otro, la carga del clicker supone, en teoría, asociarlo a comida, por lo que, en poco tiempo, la expectativa del perro está clara: aparece el clicker, vamos a trabajar y aparecerá comida. Si controlamos los entrenamientos y la exigencia, esto no tiene por qué ser perjudicial: por descontado, en las sesiones habrá estrés (el estrés forma parte de la vida de todos), pero será un estrés controlable (eutrés) y no un estrés que bloquee, frustre o perjudique al animal (distrés).

Como te puedes imaginar, estos dos problemas están muy relacionados: los perros estresados empezarán a emitir conductas asociadas a la frustración que, mal reconducidas, pueden provocar más estrés, más frustración y una motivación mal dirigida. Para entender esto de forma muy sencilla, mira el vídeo siguiente: la motivación de cada perro está dirigida hacia cosas distintas (sobre todo, la del golden retriever, ¿verdad?), pero todos tienen motivación, desde el que hace el circuito para recibir el premio al final hasta el perro —el golden— que se come y juguetea con todo lo que encuentra a su paso.

Mi respuesta: no mates el refuerzo social

Siempre me ha parecido particularmente interesante, además, el planteamiento anterior. En mi caso, soy muy consciente de lo complejo que puede ser que un perro haya generado una motivación incorrecta con el clicker, se frustre, le genere estrés (distrés), etc.

Sin embargo, para mí es suficiente asumir que abusar del clicker rompe la relación humano-perro. Me explico: ¿para qué quieres un perro que esté tan pendiente de un clic para recibir comida? Lo que va a pasar es que el perro va a ir ignorando el resto de señales y conductas afiliativas (felicitación, caricias, etc.) y se va a centrar en aquellas que mejor le funcionan (spoiler: ese clic).

Este es el gran contra del clicker: puede llegar a matar el refuerzo social. Por descontado, este problema va muy asociado a un tipo de aprendizaje concreto, pues nosotros podemos asociar el clicker a muchos tipos de reforzadores: distintos tipos de comida, distintos juguetes y juegos, caricias, felicitaciones... sin embargo, siendo sinceros esto no es lo habitual. E incluso, en este caso, la señal que condicionaría el resto de refuerzos pasar´a por el clicker como marcador, con lo que tampoco es una solución ideal.

A medida que usas clicker de forma diaria en tus entrenamientos, descubres que los perros empiezan a centrar la atención en ese "marcador" y a ignorar otros, que son peores indicadores. Como te puedes imaginar, esta no es una conducta natural, pero el animal siempre va a elegir lo que dé premio con mayor probabilidad.

Usar clicker con seguridad

Asimismo, una vez construida esta dinámica, cada vez será más difícil extinguir algo así, por lo que mi recomendación se puede resumir en tres puntos muy cortitos:

  • Usa clicker, sobre todo, para enseñar nuevas conductas (aprovecha la expectativa y las ventajas de la herramienta)
  • Asocia el clicker a distintos tipos de premios (reforzadores), como deberías hacer con la felicitación social (un "muy bien", por ejemplo)
  • Controla los niveles de motivación (piensa: ¿hacia dónde se dirige la motivación?) y, en paralelo, qué estrés y frustración genera en tu perro cuando no alcanza el objetivo o no se premia: ¡esto te ayudará a acortar o alargar sesiones, reducir la dificultad o aumentarla y un largo etcétera!

Hace unos años, además, se puso muy de moda el entrenamiento por moldeado libre, del que espero que me dejen escribir, porque es un tema muy interesante. Aquí, el clicker acoge un papel fundamental, pero es importante entender que enseñar a un perro conductas por aproximación y sumarle un clicker multiplica exponencialmente las posibilidades de frustración y es muy importante entender bien cómo hacerlo, cuándo está preparado el perro y por cuánto tiempo alargar las sesiones.

En resumen, usa clicker, ¡claro que sí!, pero entiende cómo funciona, qué provoca en tu perro y sé responsable. ¡Ah!, como  consejo extra...

¿Te acuerdas de un gran "pero" que te he mencionado por ahí arriba? (Si no te acuerdas, está en el cuarto párrafo.) Verás, un clicker, igual que una palabra, puede llegar a convertirse en lo que conocemos como reforzador generalizado (para nosotros, por ejemplo, un reforzador generalizado es el dinero, porque nos permite comprar y hacer casi infinitas cosas), pero, para ello, deberíamos vincular el "clic" a muchísimos eventos "reforzantes" distintos y recordar la importancia del refuerzo social también.

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