Este compositor convierte a tus animales en partituras musicales reales a partir de sus retratos

Este compositor convierte a tus animales en partituras musicales reales a partir de sus retratos
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La pérdida de un animal de compañía es, en muchas ocasiones, igual o más dolorosa que la de un ser querido. Nuestros perros, gatos, hurones y demás peludos se hacen querer a pesar de acompañarnos un corto periodo de tiempo en nuestras vidas y, cuando llega la hora de despedirse, son muchos los que queremos darles el mejor homenaje.

Existen muchas formas de honrar la memoria de nuestros compañeros de cuatro patas una vez se han ido, muchas muy creativas, como la que se le ocurrió al compositor Noam Oxman, quién ha conseguido convertir a los animales en canciones (literalmente).

Hace un año el músico empezó un proyecto al que llamó Sympawnies (que en inglés tiene su gracia ya que mezcla la palabra sinfonía con patas), que consiste en componer música en honor a los animales de compañía de la gente y que, además, se basan en las imágenes de los peludos.

De esta forma, la partitura musical queda como un retrato del perro, gato o el animal en cuestión y, lo mejor, es que no solo es algo visual, sino que realmente la melodía en papel suena bien llevada a la práctica.

Para entender a lo que me refiero, es más fácil verlo uno con sus propios ojos. Observad la composición en memoria de Chubby Cat, el gatito de Oxman: "Era dulce y juguetón, el compañero de abrazos perfecto. Con una pizca de de flautín, un toque de cuerdas cálidas y una progresión de armonía dulce, con suerte, la música suena un poco como él", escribe en la descripción del vídeo en su cuenta de YouTube.

Además de fijarse físicamente en los perros y gatos que retrata en sus partituras, Oxman también se interesa por el carácter y la personalidad de los peludos para intentar captar su esencia a través de la música, de forma que la composición sea, de algún modo, el animal hecho música.

Por ejemplo, Oxman cuenta en otra publicación como el tutor de Henri le contó que su perro siempre estaba feliz y animado, algo que el compositor quiso reflejar también en la música, escogiendo un alegre estilo barroco que espera "que sirva como una forma significativa de conmemorarle".

Aunque la mayoría de las veces la gente le contacta buscando rendirle un homenaje a sus animales de compañía fallecidos, Oxman también compone música para los que todavía siguen con nosotros. De hecho, no solo hace piezas para perros y gatos, también ha compuesto música para conejos, lobos, cobayas y caballos, entre otros.

Además, Oxman dona al menos el 20 por ciento de lo que gana a protectoras de animales para que puedan alimentar y proporcionar cuidados veterinarios a gatos sin hogar, una cantidad bastante generosa, teniendo en cuenta que la composición más sencilla tiene un coste de 360 dólares (unos 330 euros), pudiendo llegar a los 4.000 dólares ( casi 3.700 euros) dependiendo del tamaño de la partitura y de la complejidad de la misma.

Imagen | Sympawnies

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