Los loros son demasiado listos y se aburren en cautividad, pero hay trucos para mejorar su calidad de vida

Los loros son demasiado listos y se aburren en cautividad, pero hay trucos para mejorar su calidad de vida
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A pesar de que en España todavía muchas personas mantienen a los pájaros en jaulas, cuando son considerados animales de compañía, la realidad es que estas aves no están hechas para vivir en diminutos espacios entre barrotes. Se trata de especies salvajes con unas necesidades mucho más complejas: requieren de estimulación mental y algo de ejercicio físico, éste siempre de la mano de una alimentación acorde.

Lo ideal a la hora de mantener un loro es que disponga de un espacio lo suficientemente grande como para poder volar (aunque sea un poquito), pero también para investigar su entorno, el cual debemos cuidar y enriquecer (lo denominado como enriquecimiento ambiental).

El enriquecimiento ambiental es la forma que tenemos de reproducir las condiciones en las que vive un animal en la naturaleza, pero en cautividad. Es algo importante en cualquier especie que mantengamos en casa, pero más aún cuando hablamos de aves psitácidas (loros).

Obviamente, estas aves jamás van a tener la misma vida en cautividad que en la naturaleza, pero esto no quiere decir que no trabajemos en mejorar su calidad de vida, olvidándonos de las jaulas típicas como la de Piolín, e informándonos de las necesidades reales que tiene cada especie psitácida, para hacer todo lo que esté en nuestra mano por cubrirlas.

El entretenimiento: la llave de la felicidad

Los loros son animales muy inteligentes, más de lo que mucha gente se cree. Por este motivo, al igual que nosotros, si su vida es monótona enseguida se aburrirán y empezarán a surgir los problemas de comportamiento y de conducta (ya sea volverse agresivos hacia nosotros, que se arranquen las plumas o que dejen de comer).

¿Qué podemos hacer para evitar que esto ocurra? Mantenerles entretenidos. La pregunta es: ¿cómo? Ayudándonos de los cambios:

Una alimentación variada

Roger Valls, cofundador de la asociación Avetropic, cuyo objetivo es salvaguardar el bienestar de las psitácidas que viven en cautividad, explicaba a 20 Minutos.es que la dieta de los loros debería contener "una fracción de pienso, otra de fruta y verduras, y una tercera de alimentos complementarios (mezcla de semillas)".

El experto en psitácidas no recomienda esta combinación de alimentos solo por los aspectos nutricionales, también lo hace porque, de esta forma, permite a los tutores de estos animales a tener una amplia gama de productos con los que ir variando la comida de sus loros.

Por ejemplo, dentro de las pastas podemos optar por macarrones, lacitos, spaghettis, fideos, caracolas... Son el mismo alimento, pero a los loros les aporta algo nuevo, una forma o textura diferente, al igual que ocurre con las legumbres, por ejemplo. En el caso de las frutas y las verduras ocurre igual.

Tres periquitos comiendo fruta

Con la comida sí se juega

Pero además, la hora de la comida puede convertirse en el gran entretenimiento de nuestros loros, de hecho, la gran parte del tiempo lo emplearán en comer, por ello, debemos ser ingeniosos en cuanto a los métodos en los que le ofrecemos los alimentos.

Aquella frase de "con la comida no se juega", en el caso de los loros es al revés: montar una especie de juego, como puede ser el forrajeo, esconder la comida en saquitos de papel de regalo, cajas de cartón o puzzles de madera creados especialmente para ellos (según cuánto dinero queramos invertir), pueden ser opciones muy beneficiosas que mantendrán a nuestros emplumados distraídos durante horas.

Al final, se trata de crear nuestra propia versión del Kong de los perros, pero para nuestros loros, quién tienen unas necesidades diferentes que los canes pero que también disfrutarán de un reto mental, aunque no debemos pasarnos con la dificultad y debemos estar seguros de que nuestro pequeño entiende el método de extracción de comida que escojamos, teniendo antes que enseñárselo.

Un grupo de ninfas forrajeando

Reformar su hogar

La tercera clave consiste en variar los elementos del espacio en el que vivan. Tanto si optamos por una jaula, una voladera o por proporcionarle una habitación (recordad que, cuanto más grande sea el espacio, mejor), algo muy beneficioso para nuestros loros es que cada poco tiempo cambiemos la estructura de su hogar.

¿Esto que quiere decir? Pues que si tenemos unos columpios, ramas, un sustrato determinado en el suelo o unas cuerdas o lianas por las que puedan moverse, es recomendable que cambiemos todos estos elementos de sitio y configuremos un nuevo hogar para ellos una vez cada dos semanas, por ejemplo.

De esta forma, podemos aprovechar la "reforma" para incluir nuevos elementos o intercambiar otros, y así, ofrecerles a nuestros loros un nuevo espacio donde investigar y por el que moverse, evitando así que se aburran y los problemas relacionados con el aburrimiento y la falta de estímulos.

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