Por qué siempre deberías llevar comida al pasear a un perro

Por qué siempre deberías llevar comida al pasear a un perro
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Nadie ha dicho que educar a un perro sea fácil, y quien lo diga, no ha educado a muchos, ¡para qué engañarnos! La educación tiene sus propios tiempos, y requiere de constancia y de paciencia.

Sin embargo, a menudo, las familias se enfocan en establecer límites y en corregir todo el tiempo, y no tanto en ofrecer opciones efectivas y buscar situaciones en las que podemos premiar las buenas conductas. Durante los paseos, esto todavía es más habitual, puesto que la mayoría de los guías no salen a pasear con premios, provocando un círculo vicioso en el que el perro no presta atención al guía y el guía no sabe cómo premiar al perro.

A la calle, vamos con premios

Cuando empiezo a trabajar con una familia, una de mis preguntas estrella es: "¿Premiáis al perro cuando queréis que haga cosas?" Y muchas veces conecto esta pregunta con una idea muy básica: a todos nos gusta cobrar por nuestro trabajo. Tu perro, cobra en forma de mimos, chuches y juego; tú, un sueldo (que, en parte, se lo llevan sus chuches y los juguetes: ya lo sé, ya).

Cualquier animal necesita motivación para hacer cosas. Tú no te levantas de la cama igual si te pagan cien euros al día que si te pagan trescientos. Yo tampoco, ni tu perro. Por desgracia, a menudo, solemos "imponer" y demandar todo lo que queremos del perro, pero no siempre somos tan generosos cuando toca premiar las conductas. Por descontado, hay perros para los que una caricia es un gran refuerzo y otros que te mirarán con suspicacia y esperarán una salchicha, por lo menos.

Entregar comida perros durante los paseos

Aquí, entran en juego conceptos más específicos, como la expectativa, la motivación y el valor que tu perro da a cada premio (por regla general, un pollo asado tiene un alto valor para todos los perros, pero una pelota o un trozo de pienso, quizá no); sin embargo, lo podemos resumir del modo siguiente: cuando recompensas las buenas conductas, los perros tienen una motivación para seguir haciéndolas.

Por qué premiar con comida

La comida suele ser efectiva por varias razones. La primera es que podemos jugar con un elemento clave, la privación, y entregar parte de su ración diaria para premiar conductas, enseñarle ejercicios o pasear por la calle. El alimento es lo que se conoce como un estímulo incondicionado apetitivo (es decir, es algo que gusta siempre: si no comes, no vives) y nos permite asociarlo a comportamientos que nos interesan, por ejemplo:

  • Que el perro esté más atento a nosotros durante el paseo
  • Que haga equis acciones que le estamos pidiendo (como sentarse)
  • Que mantenga la expectativa de que, cuando nos va prestando atención, pasan cosas buenas, como que se le entrega comida

Además, el perro asocia la recompensa con la acción específica que realizó, lo que facilita el aprendizaje. Así, muchos problemas habituales en los perros (como tirar de la correa para llegar a otro perro o hacer pis en lugares donde no deberían) pueden leerse a la inversa: puedo enseñarle cómo quiero que pasee con la correa con ayuda de premios o puedo marcar dónde sí que recibirá premio si hace pis, facilitando que se repita esa acción.

Por el contrario, no premiar buenas conductas, suele estar relacionado con una pérdida de motivación. En otras palabras, esa motivación y expectativa se redirige hacia otras cosas que sí ofrecen algo positivo: correr hacia los otros perros para saludar, ladrar a las personas que pasean en bicicleta y, sobre todo, lo que más debería preocuparnos, empezar a ignorar al guía, ya que nunca hay una recompensa. En resumen, paseos frustrantes tanto para la familia como para el perro.

Llevar comida, ¿siempre?

Una vez hemos enseñado unas pautas básicas (esto variará para cada familia, por descontado), puede que creamos que podemos olvidarnos de llevar comida. Por mi parte, recomiendo seguir llevando comida siempre, pero, si no nos apetece, sí vale la pena llevar en algunos paseos para seguir manteniendo la expectativa del perro de ser premiado.

Pexels Kateryna Babaieva 3715581

Además, los paseos suelen ser un espacio de muchísimos estímulos, sobre todo en las ciudades, por lo que puede valer la pena ayudarnos para seguir reforzando (premiando) conductas habituales hasta convertirlas en la respuesta más probable: por ejemplo, pasear delante de las tiendas y escaparates sin que nuestro perro cruce puertas sin nuestro permiso.

Asimismo, si vamos a un parque para perros, es una situación en la que no recomendaría nunca sacar comida, debido a la posibilidad de generar conflictos por protección de recursos o demanda de atención excesiva por parte de los perros. En esa situación, si llevamos comida, lo ideal será siempre ignorar a los perros y dejar la comida guardada: con más razón, si nos están demandando.

La expectativa de premio

Como opinión personal, más allá de mantener las buenas conductas, a menudo puede que nuestro perro decida hacer algo que vale la pena premiar (por ejemplo, no irse detrás de un gato o ignorar a un perro reactivo que está ladrando a escasos metros) y tener la opción de entregar comida siempre será más beneficioso. Los encuentros inesperados pueden ser una gran forma de aprovechar para crear nuevos aprendizajes, si somos proactivos.

A grandes rasgos, premiar las buenas conductas de los perros es esencial para lograr una educación efectiva. La comida es un buen incentivo, porque podemos "medir" su valor (no es lo mismo pienso que pavo, ni pavo que salchicha o pollo asado) y, como ya he mencionado arriba, está relacionada con una necesidad básica.

Cuando el perro haya interiorizado los aprendizajes, poco a poco, podemos ir retirando gran parte de la comida y premiar solo de vez en cuando. En cualquier caso, igual que una máquina tragaperras (que nos hace seguir jugando por la expectativa de premio), el perro también seguirá realizando las conductas por la misma razón, ¡y es importante que, a veces, le toque el premio gordo!

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