Los americanos se han quedado los perros y gatos adoptados en la pandemia, pero hay un animal que no ha tenido tanta suerte

Los americanos se han quedado los perros y gatos adoptados en la pandemia, pero hay un animal que no ha tenido tanta suerte
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El 2020 fue el año de las adopciones de animales. La pandemia trajo consigo confinamientos y, con ellos, las familias se animaron a tener animales de compañía, precisamente para eso, para no sentirse tan solos. Así lo reflejan los datos del estudio El nunca lo haría de la Fundación Affinity sobre el abandono, la pérdida y la adopción de animales de compañía en España durante 2020.

Igual ocurrió en otros países como Estados Unidos, donde la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales apuntó que las cifras de adopción y crianza de animales en los hogares aumentó casi un 70 por ciento, según recoge el New York Times. Pero, ¿qué ha pasado con todos estos animales que encontrarnos un nuevo hogar cuando terminaron los confinamientos?

El temor a que se produjera un efecto boomerang pospandémico de perros y gatos que regresaran a los refugios era algo que preocupaba mucho a los encargados de los centros de protección animal aunque, por suerte, es algo que no se está terminando de producir. A pesar de que parece que volvemos a vivir en el mundo antes de la pandemia, las devoluciones de perros y gatos están en números inferiores a los de 2019.

Cobayas y animales pequeños, víctimas de las modas de adopción

Sin embargo, no podemos decir lo mismo de otros animales. Aquellos que rescatan y defiende a los animales más pequeños temen estar viendo el comienzo de una marea de reptiles, pájaros y roedores, incluso algunos peces, abandonados por familias que alguna vez fueron entusiastas.

De hecho, las devoluciones de animales han aumentado más del 50 por ciento en todo el país en los primeros seis meses de 2022, en comparación con el mismo período del año anterior, según los datos de la organización Shelter Animals Count, encargada de recopilar y compartir información sobre abandono y adopción animal, recogidos en el periódico neoyorquino.

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En la ciudad de Nueva York, han sido tantas las cobayas que han inundado los refugios de animales de la ciudad (600 en lo que va de año), que el Ayuntamiento está considerando un proyecto de ley que prohíba su venta en las tiendas.

Y esto no solo está ocurriendo en los centros de adopción, también en las tiendas de animales donde algunos propietarios ya han advertido que los clientes que compraron criaturas como lagartijas o hámsteres para hacerle compañía a sus hijos, los están devolviendo.

Christa Chadwick, vicepresidenta de la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales, encargada de la gestión de los refugios de animales sugiere que "parte del aumento puede deberse a que muchos refugios no aceptaron animales durante el transcurso de la pandemia", recoge el New York Times.

"Los refugios están repletos de animales pequeños, en parte, porque las adopciones se han ralentizado en general. Por esto, es importante que el público vuelva a ellos, ya sea para adoptar gatos, perros, gallinas o hámsteres", ha pedido.

También el aumento de los alquileres, la inflación y la inseguridad de la vivienda han obligado a las personas a tomar decisiones difíciles acerca de mantener a sus compañeros de cuatro patas, o al menos así lo piensa Hilary Hager, vicepresidenta de divulgación, participación y capacitación de la Sociedad Protectora de Animales de los Estados Unidos. "Nunca quisiera sugerirle a nadie que a la gente no le importa. Hay muchos otros factores que están entrando en juego".

La Ley de protección animal haría imposible una situación así en España

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Todavía no existen datos en cuanto a las cifras de abandono animal en lo que llevamos de 2022 en España, pero sí que se sabe que la nueva Ley de protección y bienestar animal prohibirá la comercialización de animales de compañía en tiendas, así como su exhibición y exposición al público con fines comerciales (con algunas excepciones).

Esta medida ya se aplicaba en diversas comunidades autónomas en cuanto a perros y gatos se refiere, pero no computaba para otras especies más pequeñas como conejos, pequeños roedores, reptiles o aves.

El objetivo de esta norma no es diferente al que llevó a comunidades como Madrid a prohibir la exposición de perros y gatos: intentar evitar la compra impulsiva y sin premeditación por parte de los compradores, así como velar por el bienestar animal que puede verse perjudicado al estar encerrados en jaulas con cristaleras de tamaños inadecuados.

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