La convivencia diaria con perros es una experiencia enriquecedora para millones y millones de personas, con múltiples efectos beneficiosos para la salud. Sin embargo, compartir nuestra vida con un animal no es una decisión que debamos tomar sin reflexionar, puesto que supone responsabilidades económicas, familiares y emocionales.
Antes de tomar una decisión de este calibre, deberíamos evaluar nuestra situación, presente y futura, y asegurarnos de que somos capaces de responder, sin atisbo de dudas, con un rotundo sí a estas cinco preguntas que te confirmarán que es buen momento para adoptar a un perro.
¿Puedo dedicar dos horas al día a mi perro?
Antes de adoptar a un perro es imprescindible tener claro cómo es nuestro día a día. Si pretendemos incluir a un perro en nuestra rutina (actual), siempre surgirán problemas, puesto que debe ser justo lo contrario: es nuestra rutina la que debe poder adaptarse al nuevo integrante de la familia.
Pregúntate cuántas horas estás fuera de casa (¿más de 8 horas al día?), si viajas por trabajo, si cuentas con otras responsabilidades agregadas (niños, personas mayores a tu cargo, otros animales y actividades, etc.).
Ten presente que, entre paseos, pautas educativas y tiempo de juego, un perro demandará, por lo menos, entre 2 y 3 horas de atenciones diarias. Por descontado, esto variará según la raza, carácter y edad del animal, pero es una cifra orientativa que resulta eficaz.
Para responder sí, asegúrate de que tu rutina diaria encaja con una vida variada y entretenida para tu perro y que, si bien tras la adopción asumirás una mayor dedicación, no te pondrá la vida patas arriba. ¡Y nunca mejor dicho!
¿La raza del perro se adapta a mi estilo de vida?
A menudo, además, nos dejamos llevar por criterios estéticos (¡qué bonito es el border collie!) o idealizamos algunas razas, como ha ocurrido con el pastor alemán, el pastor belga y tantas otras.
Si estamos decididos a adoptar un perro de raza o un mestizo de razas de trabajo, tengamos presente que requieren conocimiento, experiencia, mucha dedicación y un espacio acorde. La energía y las necesidades de estos animales no tienen nada que ver con otros perros que pueden adaptarse mejor a una familia: por bonitos que sean, un malinois, un pastor lobo checoslovaco (PLC) o un husky siberiano no son perros de sofá.
En relación con este punto, es muy importante que tengas presente que el perro que quieres adoptar se adapte a ti: en especial, a tu rutina y a la dedicación que puedes ofrecerle. Cachorros, perros jóvenes o animales con mucha energía y sin nada que hacer pueden traducirse en destrozos y convivencias desastrosas si no cubrimos sus necesidades y saciamos sus instintos.
¿Puedo dedicarle un mínimo de 1.000 euros al año?
El coste económico anual de un perro por año es, de media, de 1.250 euros. Según Fundación Affinity, el 6,5 % de los abandonos y renuncias de perros están relacionadas con los gastos, por lo que no es un porcentaje menor.
Convivir con un perro supone contar con los recursos para ofrecerle una buena alimentación a lo largo de su vida, cubrir los gastos veterinarios y, por descontado, también del etólogo o el educador canino (cuando sean necesarias pautas educativas o valorar y corregir una conducta problemática), así como poder costearle una guardería o una residencia canina, si tenemos que viajar o nos vamos de vacaciones y no puede acompañarnos.
A todo esto, se suma medicación, collares antiparásitos, material de paseo, juguetes, masticables y, probablemente, algún mueble o gasto imprevisto, en especial, si adoptamos un cachorro o un perro joven.
¿Soy consciente de que será un miembro más de la familia?
Si reducimos esta lista a una sola pregunta, la pregunta clave es esta.
Antes de adoptar, hay que tener claro que el perro debe ser un miembro más de la familia, con sus virtudes y sus defectos. Un animal al que deberemos cuidar, educar y acompañar durante todas las etapas de la vida.
Suelo recomendar responder a estas preguntas también:
- ¿Toda la familia está de acuerdo con la adopción?
- ¿Qué adulto será responsable del perro y figurará como propietario o tutor?
- ¿Sabemos que el perro puede generar miedos, conductas reactivas o patologías en cualquier momento de la vida y estaríamos dispuestos a trabajar, invertir dinero y apoyar una terapia?
- ¿Somos conscientes de que las circunstancias pueden cambiar y habrá que seguir cuidando del perro? Embarazos, defunciones, divorcios...
¿Tengo claro por qué quiero un perro?
Hay mil respuestas a esta pregunta: por descontado, muchas de ellas son válidas, pero deberíamos asegurarnos siempre de que estén basadas en el respeto, el bienestar del animal y que no cambien con el tiempo.
Una gran opción es dejarte guiar por los trabajadores de las protectoras de animales y que sean ellos quienes te recomienden qué perros (carácter, dedicación, etc.) se adaptan a tu familia y a tu estilo de vida.
Por el contrario, adoptar un ser vivo para que los hijos sean más responsables o por capricho, nunca será una buena idea. Es posible que consigamos este tipo de propósitos, pero recuerda que, si no es así, el adulto será siempre el responsable final.
En relación con este último punto, también debemos entender que un perro no es un personal trainer ni un psicólogo (lo siento), y que adoptar no solo supone una serie de responsabilidades (identificación, desparasitación, vacunación, esterilización), sino que debemos priorizar su bienestar, nunca nuestro beneficio.
Si todo encaja, y respondes un "sí" a todas y cada una de las preguntas, te recomiendo que empieces a preguntar en centros de protección animal en busca de ese amigo fiel que te espera. Una vez has tomado la decisión, intenta valorar cualquier adopción con calma (incluso puedes empezar como casa de acogida, si procede) y, sobre todo, ¡disfruta mucho del nuevo miembro de la familia!