La cardiomiopatía dilatada, la patología del corazón que afecta a perros de razas grandes

La cardiomiopatía dilatada, la patología del corazón que afecta a perros de razas grandes
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A pesar de darnos una sensación de ser perros más resistentes y fuertes, los perros grandes también tienen sus propias desventajas por su tamaño. Una de ellas es la predisposición a ciertas enfermedades que no afectan a razas más pequeñas, como por ejemplo, la cardiomiopatía dilatada (CMD). ¿La conoces?

Se trata de una de las enfermedades cardíacas más comunes en perros y que además puede llegar a ser muy grave, conllevando un riesgo de muerte repentina. Detectarla a tiempo y administrar un tratamiento va a a ser fundamental para darle una buena calidad de vida.

"Esta enfermedad afecta al músculo cardíaco ya que, cuando aparece, el ventrículo y la aurícula izquierdos aumentan su tamaño, adquiriendo una forma más redondeada", detallan los veterinarios de la red de clínicas Mivet en su blog.

Cuando esto ocurre, "el corazón comienza a dilatarse, volviéndose cada vez más grande, alterándose los movimientos de sístole y diástole, de manera que la sangre no se bombea de manera eficiente", añaden. "Esto provoca muchos cambios en el organismo, como hipotensión, taquicardias, acumulación de líquido y un aumento de la frecuencia respiratoria".

Si esta situación se mantiene en el tiempo a medio o largo plazo, puede causar problemas graves como arritmias y otras patologías cardíacas como fibrosis o fallo cardíaco congestivo. Por este motivo, debemos acudir al veterinario para las revisiones y ante cualquier síntoma que nos haga sospechar.

De generación en generación

Pero, ¿por qué afecta solo a los perros de razas grandes? Aunque puede darse por una causa externa al corazón, como pueden ser los déficits nutricionales, agentes infecciosos, arritmias, tóxicos o patologías endocrinas, lo más común es el que se trate de un problema hereditario, ya que la causa más frecuente es genética. Los cachorros heredan las mutaciones de sus padres.

La selección de ejemplares en la creación de razas ha hecho que esta enfermedad esté solo presente en perros como el Bóxer, Dóberman, Dogo, Terranova, Cocker, manifestándose los primeros síntomas con más frecuencia entre los cuatro y los ocho años de edad (aunque también se puede dar en cachorros).

Además, dependiendo de la raza y el animal, los síntomas pueden variar. "En las primeras fases no suelen mostrar síntomas, por lo que es difícil de detectar", advierten desde Mivet. "Según avanza, aparecen los primeros signos como la dificultad para respirar, tos, debilidad, extremidades frías, intolerancia al ejercicio, acumulación de líquido en el abdomen, arritmias o la pérdida de consciencia".

Bóxer

Si sospechamos que nuestro perro sufre alguno o varios síntomas de los mencionados, lo mejor es acudir a nuestro veterinario de confianza para hacer los exámenes necesarios, especialmente si convivimos con una de las razas con predisposición genética.

Una esperanza de vida de hasta cuatro años

Pero, si es difícil de detectarse, ¿cómo podemos intentar adelantarnos a unos síntomas más graves? Con prácticamente todas las enfermedades cardíacas el diagnóstico precoz es fundamental para un mejor pronóstico, no obstante, hay que recordar que esta patología no tiene cura, pero sí tratamientos que pueden alargar la vida de nuestros compañeros peludos.

El diagnóstico de la cardiomiopatía es de exclusión, es decir, hay que ir descartando otras enfermedades cardíacas similares hasta llegar a esta, con lo que eso supone: revisión del historial clínico, examen físico, comprobación de la frecuencia cardíaca y respiratoria y analítica de sangre, acompañada de radiografías, ecocardiografías y electrocardiografías.

En cuanto al tratamiento, dependerá del estadio en el que se encuentre la enfermedad y cómo haya evolucionado pero, en cualquier caso, será paliativo, es decir, reducirá los signos clínicos y mejorará la vida del perro, con el fin de aumentar su esperanza de vida (que según la gravedad puede ser desde unos meses hasta 3-4 años).

Lo mejor que podemos hacer por nuestros animales de compañía es evitar las camadas cuyos padres tengan esta enfermedad y así evitar su expansión, ya que es la única forma que existe, a día de hoy, de prevención.

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