La llamada es una de las habilidades más importantes que debemos construir con nuestros perros. Sí, construir. He escogido este verbo porque los perros no vienen con una programación de serie que les marca que, cuando les llamemos, tienen que venir a nosotros. ¡Y hay que tenerlo en cuenta!
Sí es cierto que los cánidos son fantásticos por varias razones y, una de ellas, es que suelen mantenerse cerca nuestro y que es relativamente sencillo reforzar el instinto de seguimiento, que se traduce en seguir al guía o al referente (en una manada, sería seguir al macho o a la hembra alfa: pero ¡mucho ojo con seguir basando la educación en viejas teorías sobre alfas!).
Si tú me dices ven...
La llamada depende de un montón de factores, sin embargo, para enseñar a nuestros perros a venir hacia nosotros, podemos contarlos con los dedos de una mano.
A grandes rasgos, depende...
- Del vínculo. ¿Cómo es tu relación con tu perro? ¿Cercana o distante? ¿Tensa o relajada? ¿Positiva o repleta de castigos? Una buena forma de descubrir si vuestro vínculo es positivo es fijarte en las veces que tu perro te mira o se acerca a ti.
- Del historial de reforzamiento. Hablando en cristiano: ¿qué ha pasado cuando ha venido cuando le llamabas? ¿Le has felicitado? ¿Le has premiado? ¿Cuántas veces ha recibido premios, caricias o atenciones al venir hacia ti?
- Consecuencias después de la llamada. Es habitual, por el contrario, que cuando nuestro perro viene, se acabe el paseo, nos vayamos del parque o incluso le gritemos, enfadados, porque no ha venido tan rápido como queríamos. Todo ello, hace más difícil que el perro asocie la llamada con algo positivo y se traduce en que... va a venir menos, o más lento, o más tarde.
- ¿Qué está haciendo? ¿Qué hay en el ambiente? En relación con el punto anterior, es muy importante entender cuándo estamos llamando (sobre todo, si todavía no tenemos una buena llamada). Si a tu perro le cuesta venir, ¿crees que vendrá si está jugando a perseguir a otro perro? O peor, ha visto una ardilla o un hueso y está cazando o mordiendo su tesoro...
- Por último, la motivación es muy importante. Este es un punto complejo, y deberíamos hablar largo y tendido, pero vamos a sintetizarlo: si a tu perro le gusta mucho jugar o comer, seguro que puedes utilizar esto para construir buenas llamadas. Sin embargo, ten presente que los perros se cansan de comer y de jugar (saciación) y que hay otras cosas en el mundo que les motivan. ¡Esto es clave para saber cuándo trabajar la llamada!
¿El nombre tiene que ser corto?
Suele decirse que los perros responden mejor a nombres cortos con las vocales "A" y "O", aunque no existe bibliografía seria o especializada del tema. Lo que sí puedo decirte es que nombres como "Belerofonte" o "Maximiliano" son demasiado largos y poco funcionales para un perro. ¿Por qué? Como explicamos en detalle más abajo, los perros tienen más dificultad para asociar palabras a acciones concretas. ¡Imagínate si, encima, les obligamos a descifrar palabras larguísimas! Aun así, los perros pueden entender su nombre mucho mejor que los bebés, por ejemplo.
Un perro entiende los nombres como un "mi guía quiere que preste atención" o "quiere que vaya allí", y no tanto como la percepción humana del propio yo. En su caso, esta percepción se apoyaría, sobre todo, en el olfato, y no en el pensamiento abstracto. Por lo tanto, quizá no hace falta llamarlo "Max" o "Tobby", pero sería ideal que los nombres sean cortos (dos sílabas) y, bueno, en mi experiencia (personal) las vocales "A" y "O" sí funcionan mejor, tanto para captar la atención como para construir otras habilidades.
Las bases de una buena llamada
Muchas familias quieren que su perro venga, y lo haga ya, y siempre. Pues tengo malas noticias sobre esto. Ninguna habilidad es 100 % efectiva, pero la llamada, menos.
Si te paras a pensar un minuto, lo verás claro: en una llamada, estamos compitiendo con toda clase de estímulos en el ambiente: olores, sonidos, palos, animales... Lo que estamos pidiendo al perro es que deje todo y venga con nosotros, y eso tiene un coste y resulta complejo para el animal.
Por lo tanto, es importante que la enseñanza sea paulatina. Mejor realizar llamadas de forma progresiva en zonas conocidas (en casa, por ejemplo) o en espacios donde el perro nos atienda más. Además, todos los acercamientos que realice el perro porque quiere (de forma autónoma), podemos premiarlos y felicitarlos, lo que nos facilitará parte del trabajo.
Es imprescindible escoger una palabra que utilizaremos siempre para el ejercicio de la llamada. Si cambiamos la palabra, el perro puede tener mayor dificultad para relacionar el comando con la acción. Por lo tanto, esto es muy, muy importante. E igual que hemos visto con los nombres, cuanto más cortas, mejor: ¡aquí!, por ejemplo.
A continuación, empezaremos a trabajar dos ejercicios, que pueden realizarse en paralelo:
- Llamadas con correa larga, que nos asegurarán que el perro viene hacia nosotros cuando le llamamos y podemos premiar
- Ejercicios que refuercen el instinto de seguimiento, que nos permitirá que nuestros perros nos tengan como referente y empiecen a entender que "seguirnos" da premios
Saber qué perro tenemos con nosotros es muy importante. Por ejemplo, un labrador o un boyero con gran apetencia por la comida (todos los que conozco, probablemente) verán muy interesante los refuerzos (la comida) y podremos centrarnos en los ejercicios, principalmente. Sin embargo, perros con un fuerte instinto de caza, como los terriers o los podencos, pueden requerir un mayor control del entorno en un inicio e incluso puede ser necesario realizar ejercicios extra para que su instinto no nos juegue una mala pasada durante el entrenamiento.
Como consejo extra, una forma muy útil de mejorar la rapidez y la intensidad de las llamadas es aprovechar el propio instinto de caza de los animales, caminando o corriendo en dirección contraria del perro, lo que motivará al perro a venir hacia nosotros.
¿Y cómo premiamos?
En una primera fase, la mayoría de los educadores caninos premiamos siempre (lo que se conoce como refuerzo a razón fija). En otras palabras, cada vez que vienes, recibes premios y felicitaciones.
A mí me funciona muy bien apartar parte de la ración de comida de mis perros y utilizarla para las primeras fases de la llamada; a posteriori, subiré el valor de los refuerzos (es decir, si le daba pienso, empezará a premiar las llamadas con frankfurt, por ejemplo). Como última fase, cuando el perro atienda a casi todas las llamadas, empezará a reforzar a razón variable (si vienes, a veces recibes premio y, a veces, no) con el objetivo de que la expectativa mantenga la conducta.
Entender cómo funciona cada programa de reforzamiento, te ayudará a escoger aquel que mejor se adapte a tu perro y al entrenamiento que quieras realizar. En el caso de la llamada, asegúrate de seguir premiando a menudo durante las primeras semanas (e incluso con premios de distinto valor: ahora, un trozo de frankfurt, pienso después, pollo, bistec...), puesto que el perro está realizando una acción muy compleja y exigente, y si no cumplimos la expectativa, puede llegar a desmotivarse.
Asimismo, puede ser interesante tener presente algunos errores habituales con los que nos encontramos, a menudo, en el mundo del perro:
¿Hablarle en... francés o en alemán?
Sobre los idiomas, la realidad es que no hay ningún cambio. Utilizar hier, fuss, sitz o platz (alemán) es lo mismo que ici, au pied, assis o couché (francés). En el ámbito deportivo, esto tiene un sentido: para los practicantes de ese deporte, pero fuera del mismo, te sirve igual enseñarle a tu perro el sienta con "sienta" que diciendo "croqueta" o "melón".
De nuevo, los comandos verbales (palabras) cortos serán siempre mejores, ya que los perros son muy buenos asociando gestos (incluso acciones complejas), pero no tanto palabras.
La llamada debe ser clara, precisa y efectiva
Dicho de otro modo, comandos cortos, precisos y que funcionen (¡Tobby, aquí!). Te pongo un ejemplo que utilizo mucho en sesión: si tu perro se va corriendo detrás de una liebre, ¡no lo llames! ¿Qué sentido tiene? Nos sale a todos, pero o has trabajado una llamada (efectiva) durante bastante tiempo o el perro, por arte de magia, no va a "desconectar" de ese estímulo y volver a ti.
Lo que va a ocurrir es que la llamada va a perder eficacia, porque le habrás llamado una vez (o muchas) y el perro no habrá vuelto. Por esta razón, es importante empezar a trabajar la llamada con correa larga y asegurarnos de que siempre viene a nosotros.
También es muy importante no "saturar" al perro repitiendo, y repitiendo el comando (la llamada); si tu perro no tiene un buen seguimiento suelto, no lo lleves sin correa todo el paseo: ¡solo conseguirás ponerte nervioso y restar valor a la llamada!
No castigues: ¡diviértete!
He dejado para el final el punto más conflictivo. ¿Cuántas veces has llamado a tu perro y no ha venido? ¿Y qué has hecho tú entonces? A menudo, cuando, por fin, viene hacia nosotros: le reñimos, le gritamos, nos enfadamos con él o le retiramos la atención. Otras veces, le ponemos la correa y nos vamos.
Te has dado cuenta de qué son todas estas acciones, ¿verdad? Castigos. ¿Sabes qué ocurre cuando aplicamos castigos? Que las conductas se reducen en probabilidad (o cambian, dándose otras conductas). A diferencia de nosotros, el perro no puede relacionar conceptos más allá de los seis segundos, por lo que, aunque te cueste, si finalmente viene, ¡prémiale!
Si a tu perro le cuesta mucho venir, puede ser que estés trabajando las llamadas en entornos que dificultan el ejercicio debido al contraste conductual. ¿Y qué es esto explicado muy simple? Piensa que, cuando el perro decide venir hacia ti para comer una salchicha o recibir una caricia, está dejando muchos otros "reforzadores" allí. Desde olores al perro con el que jugaba o gente que le estaba dando atenciones... A más reforzadores, más complicada será la llamada. Por lo tanto, te recomiendo que, hasta que no tengas una llamada básica, no empieces a aumentar la dificultad.
A menudo, vale la pena acercarnos nosotros y trabajar la llamada, poco a poco, a desgañitarnos y dificultar el aprendizaje. ¿Y qué más sacas de esto? Pues yo creo que deberías sacar dos cosas superimportantes: ¡cuando llames a tu perro, que sea divertido! ¡Muy divertido! Lo más divertido del mundo.