Pasear con tu perro debería ser un momento de relax y conexión para ti y el animal. Por desgracia, a menudo, se convierte en episodios repletos de frustración, miedos y tensión por el "qué pasará" o la dificultad de hacer entender al perro lo que queremos.
Las herramientas de paseo que utilizamos tienen mucho que ver con la forma en la que ambos podéis percibir la experiencia. En este sentido, collares, arneses o correas son los elementos de conexión que permiten a las familias y a sus perros entrar en contacto con otros animales, entornos y actividades enfocadas en saciar los instintos propios de los canes: olfatear, correr, socializar y un largo etcétera.
Rompiendo mitos. Spoiler: un arnés no pasea a tu perro por ti
Empecemos por desterrar falsos mitos sin base científica alguna. Lo siento, pero no. Por mucho marketing que le eches y muchas promesas que te hagan en la tienda o en el veterinario de turno, no existe la correa o el arnés que pasee a tu perro por ti.
Primero, porque no existen dos perros iguales.
Segundo, porque el uso de una herramienta depende siempre de un buen manejo: no es una solución milagrosa.
Enseñar a pasear a tu perro, depende de dos variables muy sencillas:
- Establecer un manejo adecuado y premiar conductas que queremos que se repitan a lo largo del tiempo, asumiendo que el perro se equivocará
- Contar con las herramientas adecuadas que se adapten a la anatomía y a las necesidades de nuestro can y eviten dolor, molestias o restrinjan sus movimientos
Cualquier arnés o correa que se vendan como mágicos (haltis o ronzales, arnés redireccionador, arnés antitirones, etc.) son una opción más de una larga lista que pueden funcionar, o no, según las necesidades, posibilidades y características del perro, pero que, sobre todo, deberán siempre entenderse e individualizarse.
Por descontado, en el siglo XXI, optar por herramientas basadas en el castigo o en el dolor (cordinos, collares de púas o ahorque, collares eléctricos...), no solo está prohibido, sino que es una idea pésima si queremos crear una buena relación (vínculo) con nuestros perros.
¿A la gente ya no le gustan los collares?
El collar sigue siendo el gran aliado de los propietarios de perros. Es cómodo, los animales se acostumbran rápido y suelen fabricarse con materiales de calidad, como el nylon o el cuero.
Con unas mínimas precauciones (tamaño adecuado y cierre seguro) es suficiente para poder pasear a nuestros compañeros sin dificultad, pero, paulatinamente, muchas familias y profesionales han renegado del collar en favor del arnés, ya que este les resulta más ergonómico y eficaz.
En mi experiencia profesional, con un buen manejo, el collar es una herramienta útil para pasear y manipular al perro. Sin embargo, puede ser peligroso con animales que han aprendido a tirar mucho de la correa o si nos decidimos por collares demasiado anchos o estrechos: para encontrar una medida ideal, asegúrate que dejas uno o dos dedos entre el collar y el cuello de tu perro.
Si el perro tira mucho de la correa, el collar puede dificultar el manejo e incluso dañar el cuello del animal. Muchas veces, aun así, son los mismos propietarios aquellos que han enseñado a tirar, creyendo que "mediante tirones" corrigen la conducta de tirar y consiguiendo todo lo contrario.
¿Y otros tipos de collar?
Si te planteas optar por un collar de cabeza o semiahorque (martingale, por ejemplo), no lo hagas: hay opciones más seguras y amables para galgos o lebreles, como los arneses antiescape. A su vez, los collares "tipo halti" requieren de formación específica y un uso profesional y, poco a poco, su fama ha ido decayendo por el peligro para las cervicales.
Optar por un arnés en "Y" o en "H"
Como opción alternativa, cuentas con arneses en forma de H de agarre frontal o lateral que se adaptan a la fisonomía de los perros.
La gran ventaja de estos arneses se encuentra en su formato ergonómico y cómodo para los perros. ¿Te imaginas lo difícil que sería caminar con unos zapatos que no se adaptan a tus pies? Pues algo así viven millones de perros todos los días.
Los arneses de tipo "Y" y "H" tienen un doble agarre, entre las patas delanteras y a nivel del torso. Su principal diferencia suele relacionarse con el ajuste, pero ambos (siempre que escojamos un tamaño adaptado a nuestros animales) aseguran libertad de movimientos y seguridad.
En cualquier caso, antes de escoger un arnés, hazte tres preguntas:
- ¿Para qué quiero el arnés? ¿El perro va a correr? ¿Pasear por la montaña? ¿Ir suelto o atado gran parte del paseo? ¿Practicar alguna actividad deportiva?
- ¿Dónde vivo? ¿Se va a manchar el arnés? ¿Hace frío o calor?
- ¿Tiene un buen ajuste? ¿Limita el movimiento natural de mi perro?
Sobre arneses, la guía más completa que conozco es la del consultor canino Mr.Hueso, que además colabora con la marca de arneses Haqihana, de la cual tengo muy buenas referencias por los motivos ya mencionados.
Correas multiposición, y olvídate de llevar al perro a tu lado
Suele pasar desapercibida la exigencia a la que sometemos a los perros en el paseo. Queremos que vayan cerca, a nuestro lado, pero, muy a menudo, no sabemos ni por qué.
Esta idea está basada en dos puntos: el primero, hace referencia a la tradición (el adiestramiento tradicional) y, el segundo, a la supuesta seguridad.
Sin embargo, para pasear a tu perro en ciudad, es recomendable contar con correas multiposición de 2 a 3 metros y marcar una exigencia baja durante el paseo: nos movemos sin que haya tensión en la correa. A partir de aquí, puedes empezar a probar con diferentes distancias, agarres y movimientos. Para enseñar al perro a pasear sin tensión, será mucho más sencillo poder disponer de mayor distancia. Piensa en esto: ¿cómo llega antes la tensión (los tirones) durante el paseo? ¿Si paseamos con una correa de medio metro o de tres metros?
Huye de las correas flexi
Por el contrario, las famosas correas flexi son la peor opción con diferencia. Cada perro es un mundo, pero 99 de cada 100 van a pasear peor con una flexi y el otro paseará bien a pesar de esta.
Esto es debido a tres razones:
- Las correas flexi enseñan al perro a tirar, ya que para avanzar deben hacer "tensión" hacia delante (enseñamos justo lo que tratamos de evitar)
- El bloqueo de correa llega de imprevisto y nunca en el mismo punto, por lo que el perro no puede prever cuándo y resulta muy injusto (frustración)
- No existe manejo ni comunicación real con la correa, solo podemos bloquear o esperar que el perro nos entienda y vuelva hacia nosotros (dificulta el aprendizaje)
En este mismo sentido, los correas con doble agarre para perros tampoco son una buena opción, puesto que no solo tienen que concentrarse en lo que queremos de ellos, sino que van a tener que adaptarse a la energía y movimientos de su compañero, lo cual no suele ocurrir.
Correas largas... para paseos de calidad
En cambio, una opción que está cogiendo mucha fuerza es el uso de las correas largas (5, 7, 10 metros). Por descontado, no podemos usar correas largas en el centro de una ciudad, pero sí son una gran opción para zonas amplias: parques, montañas y naturaleza.
La correa larga permite una mayor libertad de movimientos y facilita un paseo más relajado y menos exigente.
Asimismo, puedes practicar ejercicios para que tu perro aprenda a seguirte (instinto de seguimiento), iniciar una buena llamada u ofrecer cierta libertad con perros que todavía no puedes dejar sueltos.
La correa larga es un buen complemento, pero asegúrate de que es de calidad, mejor de materiales sintéticos, de piel o engomadas y antideslizante. Si utilizas correas de menor calidad, un pequeño truco es hacer nudos para reducir el riesgo de quemaduras, si bien la mejor opción siempre es invertir algunos euros más.