A veces, una de las tareas más complicadas que podemos encontrarnos los tutores de perros, gatos y otros animales de compañía, es identificar que algo en nuestro peludo no va bien. Un vínculo estrecho con ellos nos facilitará el reconocer si se encuentran mal, pero también es cierto que podemos confundir asuntos sin importancia con problemas graves.
Este es el caso de la falta de apetito. Cuando un perro no come, es importante saber diferenciar entre la inapetencia y la incapacidad de comer, ya que si se trata de lo segundo, puede convertirse en un problema muy grave si no lo tratamos a tiempo.
Por ejemplo, una pérdida de apetito puntual puede darse por cambios en la alimentación, algo que siempre podremos solucionar si volvemos a ofrecerle a nuestro peludo su comida habitual.
Sin embargo, una inapetencia más grave y duradera puede provocar que nuestro perro pierda peso y masa muscular, en cuyo caso es primordial que acudamos a nuestro veterinario de confianza para averiguar la causa de esa falta de apetito, ya que puede incluso tratarse de que, por algún problema de salud, nuestro compañero de cuatro patas no pueda comer adecuadamente.
¿Qué puede causar la falta de apetito?
"El equilibrio entre las sensaciones de saciedad y hambre se regulan en varios sistemas diferentes, como el sistema nervioso central y el tracto gastrointestinal", explican los veterinarios de la red de clínicas AniCura. "Los desórdenes en estos sistemas pueden hacer que el perro pierda el apetito".
Algunos ejemplos de enfermedades que pueden causar inapetencia a nuestros perros son las enfermedades sistémicas, como las metabólicas, hepáticas o renales; una enfermedad tumoral, alguna enfermedad en el tracto gastrointestinal, una intoxicación o cambios en el entorno o en el cuidado que estresan a nuestro peludo.
Por supuesto, si nuestro perro siente dolor al comer, tiene un cuerpo extraño en la boca, esófago o el tracto intestinal, o se ha hecho alguna fractura en el cráneo, incluida la mandíbula, no solo no querrá comer, si no que tampoco podrá, por lo que debemos vigilar muy de cerca la causa de su falta de apetito.
Como en estos casos es mejor prevenir que curar, si acudimos a nuestro veterinario, éste podrá revisar el historial clínico de nuestro peludo y realizar las pruebas necesarias si se sospecha de algún tipo de enfermedad.
"Los métodos de diagnóstico posibles incluyen la radiografía dental, el examen radiográfico de la cavidad torácica y/o abdominal, la ecografía, análisis de sangre, análisis de orina, endoscopia, tomografía computadorizada o resonancia magnética", detallas desde AniCura.
¿Podemos determinar algo desde casa?
Aunque puede que sea complicado para alguien inexperto saber si un perro tiene algún problema de salud o simplemente no quiere comer, como ya he mencionado anteriormente, tener un vínculo estrecho con nuestro compañero peludo nos ayudará a saber si se trata de algo puntual o algo grave.
Si conocemos a nuestro perro, sabremos a qué comida no se puede resistir, por lo tanto, si le ofrecemos en varias ocasiones esos premios que tanto le gustan o esas lonchitas de mortadela a las que nunca dicen que no y, efectivamente, rechazan, entonces debemos preocuparnos y acudir a la clínica veterinaria.
Una vez identificada la causa de esa falta de apetito, el veterinario establecerá el tratamiento adecuado en cada caso, pudiendo ser necesario el ingreso en un hospital veterinario y alimentarlo por sonda en los casos más graves.