Durante siglos, la ciencia se ha negado a aceptar que los animales tienen sueños. "Soñar", dice el profesor David M. Peña Guzmán para El Español, "no es cosa de humanos, sino también de ratas, y pulpos, y elefantes."
Los experimentos con Costello, un pulpo macho (Octupus insularis) de la Universidad Rockefeller (Nueva York, EEUU) pueden terminar por dar la razón a este investigador mexicano empeñado en señalar que los estudios sobre sueño animal se cuentan con los dedos de una mano.
No obstante, a lo largo de la última década, ya se han hecho estudios similares con arañas: la National Academy of Sciences informó, el año pasado, que las arañas producían movimientos oculares significativos de sueño REM y que es posible que sueñen. Un estudio de Scientic Reports (Nature, 2017) confirmó, de nuevo, que los perros sueñan y que, probablemente, utilizan los sueños para afianzar los recuerdos, que pueden ser positivos o negativos.
Las pesadillas de Costello
En los últimos meses, se ha filmado a un pulpo en acuario 24 horas al día y 7 días por semana. El estudio, publicado en BioRxiv, afirma que los investigadores de la universidad observaron cambios en el patrón y la coloración del cuerpo (sí, los pulpos cambian de color también), como un perro que mueve las patas mientras duerme, y refleja a través de los movimientos el contenido de su sueño.
Desde su llegada, en 2021, Costello se adaptó rápido a vivir en cautividad y, a diferencia de los pulpos salvajes, empezó a dormir en espacios visibles, y no en grutas o guaridas del acuario, que es como lo haría en la naturaleza.
En varias ocasiones, sin embargo, el pulpo se despertó de repente, pudiendo capturar cuatro "eventos" considerados como "pesadillas" entre el 11 de febrero y el 4 de abril de 2021. En estos eventos, Costello expulsó un chorro de tinta negra en el agua en dos ocasiones, que es un mecanismo de defensa natural para protegerse de los depredadores en el entorno.
El equipo de investigadores concluyó que los episodios sugieren que el pulpo experimentaba parasomnias, que pueden incluir pesadillas e interrumpir el sueño. El vídeo solo puede clasificarse de impresionante.
NewScientist ha considerado esta una posible explicación, aunque se hace eco también de otros planteamientos por parte de los investigadores, que señalaron que el estudio está basado en un único individuo, si bien hay amplias evidencias que apuntan a que los pulpos y otros cefalópodos son muy inteligentes y cuentan con cerebros extraordinarios.
Eric Ramos, investigador posdoctoral de la Universidad de Vermont, quien colabora en el estudio, afirmó: “Fue extraño, porque parecía que estaba sufriendo. Al menos por un momento, parecía que experimentaba dolor.” Desde su punto de vista, podía estar recordando un evento anterior o sufriendo un episodio de parasomnia.
Un amplio campo de estudio que sigue en sus primeras fases. Sin consenso siquiera sobre si soñar implica imaginación, y con cierta reticencia a comprender lo que puede significar que otras especies sean más parecidas a nosotros de lo que nos gustaría creer.
Así parece indicarlo también Heidi, protagonista del documental Octupus: Making Contact, una hembra de pulpo azul (Octopus cyanea) quien modifica su coloración mientras duerme o estudios recientes sobre el sueño de las ratas y la capacidad de desear. Queda mucho por descubrir, lo que está claro es que Costello no es el único, y que si un perro y un pulpo sueñan, es probable que muchos otros animales nos sorprendan con respuestas similares...