Una startup multimillonaria quiere resucitar al dodo y al mamut de entre las especies extintas

Una startup multimillonaria quiere resucitar al dodo y al mamut de entre las especies extintas
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La empresa de biotecnología Colossal Bioscience (Dallas, EEUU) ha empezado una nueva ronda de inversión para llevar a cabo las primeras “desextinciones” de la historia: la del pájaro dodo y el mamut lanudo. O sea, en pocas palabras: pretenden resucitar especies extintas.

Hace un par de años, la startup afirmó que estaban trabajando en la recuperación del mamut lanudo, pero su director ejecutivo ha agregado esta semana: "El dodo es un símbolo de la extinción provocada por el hombre”, algo que, en cierto modo, pretenden revertir.

Medios internacionales, como Bloomberg, han señalado tanto las críticas de los paleogenetistas escépticos, así como las habituales estrategias con las que generar expectación (en Gizmodo la tildan, directamente, de ida de olla), pero, en cualquier caso, Colossal Bioscience, no parece tener problemas de financiación: su valor actual ronda los 1.500 millones de dólares tras la última ronda de inversión.

No podemos resucitar especies. Serían híbridos

Pero ¿cómo pretende la startup multimillonaria traer de vuelta el dodo?Según la bióloga molecular del consejo asesor, Beth Shapiro, el objetivo es elegir parientes vivos cercanos a la especie extinta (en el caso del dodo, la paloma de Nicobar) y entender cuáles son los genes que hacían que un dodo fuese un dodo. A partir de aquí, se editarán las células y se aplicarán células modificadas en huevos en desarrollo de otras aves, con el objetivo de que puedan (re)nacer los primeros dodos.

Paloma De Nicobar Dodo

Collosal ha escogido, como reclamo, el dodo, un ave no voladora nativa de las Islas Mauricio, debido al papel de la caza humana en su extinción, que se produjo en menos de 100 años. En 1671, estos animales que no habían visto nunca al hombre y no lo consideraban un peligro, sufrieron la total desaparición como especie por culpa de las expediciones europeas y los animales domésticos que viajaban con ellas.

El proyecto está en una etapa temprana de su desarrollo (tanto que estamos hablando de teoría, en realidad), pero cuenta con medios y personal especializado. Como muestra de ello, para la “desextinción” del mamut lanudo, se descartó el uso de elefantes asiáticos, por estar en peligro de extinción, pero se podrá recurrir a un útero artificial.

Además, se han realizado experimentos similares, ya recogidos en Current Biology, con la rata de la Isla de Navidad y la rata de Noruega, como modelo, pudiendo estudiar cómo afecta la divergencia evolutiva (es decir, cómo han cambiado las especies a lo largo de su evolución) y cómo esta aumenta la dificultad de "traer de vuelta" a especies extintas. Entre los animales extintos, el dodo es el tercer reto de Colossal, junto al mamut lanudo, que se anunció en marzo de 2022 y el tigre de Tasmania, extinto por culpa de la caza a mediados de 1930.

La naturaleza es un gran negocio

La conservación de la naturaleza ha empezado a ser un negocio en sí mismo. Es duro, quizá absurdo incluso, pero es así. La crisis de la biodiversidad está llevándonos por caminos inesperados.

Tigre De Tasmania

Según Lamm, su fundador, y muchos de los inversores (entre ellos, figuras reconocidas como Tony Robbins y Paris Hilton, o Jim Breyer, patrocinador de Facebook en sus inicios), lo que podemos aprender en el proceso es más que suficiente para dar sentido al proyecto.  Solventar un problema como una extinción requiere innovar en muchas áreas, como se ha hecho durante décadas con la carrera espacial.

Sin embargo, el interés de Wall Street y de los bancos mundiales para renegociar deuda de los países en desarrollo como "deuda por naturaleza" (aquí tienes más información), parece moverse en varias direcciones: protegiendo y, a la vez, mercadeando incluso con los ecosistemas. De igual modo, algunas promesas o mensajes grandilocuentes de Colossal parecen poco realistas, como "revertir la pérdida de biodiversidad causada por el hombre", mientras que otros, como el desarrollo de herramientas y equipos genéticos pueden servir en múltiples campos, incluso en el cuidado de la salud humana.

En realidad, el planteamiento es novedoso, pero no tanto el enfoque científico-técnico y biotecnológico, que ya es común en las corrientes propias de la biotecnología y el transhumanismo para la mejora de la especie humana. Sobre esto, el filósofo de la ciencia Antonio Diéguez nos da una pista: "Una sociedad con personas mejoradas biotecnológicamente no es necesariamente mejor", quizá ocurra lo mismo a una sociedad con dodos y mamuts.

Mamut Lanudo Ilustracion

Por lo tanto, aplicar las mismas reglas del mercado y los negocios no parece en absoluto descabellado según se ha podido escuchar en las últimas conferencias sobre Biodiversidad de las Naciones Unidas. Resucitar al dodo o al mamut tiene algo de show, otro algo de mejora de las aplicaciones médicas, y un tercer algo de esperanza, que nos hace falta en medio del cambio climático y la sexta extinción de especies masiva que hemos provocado los seres humanos.

La pregunta de Parque Jurásico: ¿es una buena idea?

A medida que leemos declaraciones, debemos matizar los grandes titulares: para empezar, Shapiro y el equipo de Colossal Bioscience aceptan que es imposible recrear una copia idéntica de una especie extinta.

Las principales razones son tanto la genética exacta (como mucho, se podrá crear un híbrido similar entre la especie extinta y la especie actual) como el ambiente: el dodo vivía en 1600, los últimos mamuts lanudos (¡los últimos!) hace casi 4.000 años. El mundo ha cambiado mucho desde entonces y, en gran medida, por nuestra culpa (como especie).

Irónicamente, esto nos lleva a la crítica que en la ficción le espetaba el doctor Ian Malcom a John Hammond en la película Parque Jurásico: "A sus científicos les preocupaba tanto si podían o no hacerlo que no se pararon a preguntar si debían". Aquí no corremos peligro de que alguien monte un parque temático donde se zampen a los visitantes o —de momento— estire una franquicia de cinco películas sobre el dodo. Pero sí que surgen dudas éticas, entre ellas si no sería mejor invertir ese dinero en proteger las especies amenazadas.

Por esta razón, ecologistas como Stuart Pimm, adscrito a la Universidad de Duke, critican la idea de "poder rehacer la naturaleza que hemos destruido", en lugar de cuidarla o preservarla, o que nadie responda a la siguiente pregunta: “¿dónde podemos dejar a un mamut lanudo en el siglo XXI más allá de ofrecerle una vida en cautividad?”

El biólogo Boris Worm (Universidad de Dalhousie, Nueva Escocia) apunta, además, que, a diferencia de los animales salvajes, aunque podamos “resucitarlos”, no podrán contar con el aprendizaje social propio de los miembros de su especie. "Nuestra prioridad debería ser evitar que las especies se extingan", menciona, "suele ser mucho más barato".

La pregunta, pues, parece sencilla, pero se enfrenta a un mundo complejo: ¿aceptamos el espectáculo por una buena causa? y ¿es realmente una buena causa o estos estudios podrían hacerse orientados a preservar y mejorar la vida en el planeta? Como suele ocurrir, el mercado manda.

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