Cosas nuevas que aprendí tras ver 'En la mente del gato' en Netflix después de convivir más de 20 años con ellos

Cosas nuevas que aprendí tras ver 'En la mente del gato' en Netflix después de convivir más de 20 años con ellos
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¿Qué ocurre en la mente de un gato? ¿Son los gatos animales con los que resulta fácil convivir? ¿Por qué arrastran esa fama de desconfiados o poco cariñosos? ¿De veras son menos sociables que un perro? El documental En la mente del gato (Netflix, 2022) se plantea responder a todas estas preguntas a lo largo de un recorrido sobre la historia, el comportamiento y las habilidades de estos felinos que nos acompañan desde hace 10.000 años.

Debo decir que, tras convivir durante más de tres décadas entre perros y gatos, tenía muchas ganas de ver un documental que prometía tanto.

La verdad es que resulta un buen punto de partida para aquellos que nunca han convivido con gatos. A nivel divulgativo, encontramos unas buenas bases: descubrimos cómo los gatos se acercaron por primera vez a las poblaciones humanas, por qué caen siempre de pie e incluso por qué les gustan las cajas vacías. Aprendemos sobre el ronroneo, el maullido, algunas de las figuras más famosas de la historia de la humanidad, y mucho más.

Gatos vs. perros

Empezaré por lo que he aprendido, o confirmado, y lo que menos me ha gustado: observar, como ya imaginaba, que una vez más la disputa perros contra gatos es más humana que animal. En la mente del gato hay varias alusiones en las que resuena cierta resentimiento, empezando por "El estudio del comportamiento felino lleva más de 15 años de retraso", pero cayendo rápidamente en esa lucha entre la imagen del perro baboso y bobalicón y el gato atlético e inteligente.

Esta sensación te acompaña como espectador a lo largo de gran parte del documental: cuando hablan de Ivan Pavlov, de reforzamiento clásico y condicionado, cuando aparecen las hermanas Savitsky, que tienen un grupo de habilidades felinas, o cuando mencionan cómo el refuerzo social suele tener más valor para los gatos que la comida o los juguetes, con cierto tufillo a el gato es un animal más listo porque no se mueve por una salchicha. Quizá sea por mi trabajo como educador canino, pero creo que ambos son animales maravillosos con los que trabajar, con diferencias que debemos tener en cuenta y sacar partido.

Divulgación, pura y dura

Es raro, no obstante, que un animal tan querido y tan presente como el gato no haya tenido una centena de documentales como En la mente del gato.

Quizá por esta razón, en Netflix, hayan decidido no profundizar más de lo necesario con este título, que tiene todo lo esperas: origen de la especie y ancestros, fisiología básica, historia, formas más eficaces de empezar a generar un buen vínculo (una relación de calidad) con los gatos, por qué son carnívoros estrictos, si los gatos nos quieren (desde una perspectiva animal, claro) o por qué son tan populares los vídeos de gatitos.

Esto último, no podía faltar, ¡claro!

En La Mente Del Gato Netflix Documental

Algunas cosas que no sabía...

Tras convivir por mucho tiempo con gatos, nunca me había preguntado a qué velocidad máxima podían correr (48 km/h) o por qué caen siempre de pie. En este caso, se debe al reflejo de enderezamiento, que también está presente en los humanos, pero no con la misma... digamos, majestuosidad.

De igual modo, sabía que se podían entrenar a gatos con herramientas similares a los perros (es más, lo he comprobado personalmente), pero no conocía que uno de los hitos de la historia gatuna es su primer viaje a la isla de Chipre acompañando a pobladores humanos, que su ronroneo se mueve en hercios similares al llanto de un bebé para llamar tu atención o que, a menudo, el refuerzo social funciona mejor que la comida o los juguetes para premiar a los gatos.

Sí era consciente de que tienen permanencia de objeto (comprensión de que los objetos siguen existiendo aunque no puedan ser vistos, oídos o tocados) y que los bigotes (vibrisas) les 'chivan' por dónde caben y por dónde no, pero no sabía que el 59 % de los gatos norteamericanos tienen sobrepeso y esto produce problemas... ya que los bigotes indican por dónde puede pasar un gato... en su peso, no un gato obeso.

Tampoco conocía que hubo un gato que formó parte de los guardacostas  estadounidenses (Herman, The Cat) ni que las destilerías también necesitaban a felinos para mantener a los roedores y a las pulgas a raya, como al gato Towser y otros muchos gatos de destilería.

El gato a través de las épocas

En la mente del gato tampoco teme adentrarse en la Edad Media, la época oscura (también para los felinos), donde se les relacionó con la brujería y se les exterminó durante siglos, decisión que provocó la temida Peste Negra. De ahí, viajamos entre EEUU y Japón, donde residen más de nueve millones de felinos caseros, a una de las cunas de la civilización, Egipto, donde eran venerados y se sabe que empezaron a convivir por primera vez entre poblaciones humanas o al transporte marítimo, donde se hicieron necesarios como compañeros y caza roedores y se expandieron por todo el mundo.

El documental no habla de la problemática que hemos tratado en Coco y Maya sobre cómo el gato es el perfecto depredador terrestre, aunque sí que pasa por ahí mencionando el dato, de puntillas. Tampoco se adentra demasiado en la gestualidad felina (donde hay un par de pifias en la comparativa perro-gato, pero te descubrirá unas cuantas cosas de interés) ni en los mecanismos de aprendizaje, como es lógico, aunque sí que dedica un tiempo asombrosamente extenso a las habilidades felinas (la parte más vistosa, supongo).

Con una duración de 60 minutos y, por lo menos, un centenar de datos interesantes, es un producto que cumple muy bien su función pese a ciertos aires más comerciales, de blockbuster. Quizá lo peor que se puede decir es que da rienda suelta a la polémica de perros contra gatos y, bueno, ¡eso no es razón para no disfrutar como un niño de todo lo que te espera entre maullidos y ronroneos!

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