Los caseros de Reino Unido tendrán que aceptar a los animales de compañía de sus inquilinos por ley

Los caseros de Reino Unido tendrán que aceptar a los animales de compañía de sus inquilinos por ley
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La reforma de la Ley de Inquilinos de Reino Unido ha visto la luz este este 17 de mayo, cuando se ha producido su primera lectura en el Parlamento británico. Esta nueva normativa promete un trato más justo para los inquilinos, una compensación más rápida para los propietarios y ha brindado nuevos detalles sobre cómo funcionarán los permisos para tener animales de compañía a la hora de alquilar.

El Gobierno inglés ha anunciado esta reforma como "una revisión de las leyes de vivienda única en nuestra generación" en la cual se ha incluido el derecho legal de solicitar un animal de compañía, algo que el propietario debe considerar y que no podrá rechazar de forma injustificada.

En este sentido, para solicitar la convivencia con un perro, gato u otro animal, el inquilino tendrá que realizar la solicitud por escrito  en la que deberá incluir una descripción del peludo en cuestión. Además, ante la preocupación de los propietarios por los posibles daños causados por los animales, la reforma también permitirá al casero exigir un seguro que cubra los mismos.

De esta forma, los inquilinos podrían convivir con sus perros y gatos, siendo los responsables de cualquier reparación que se tenga que hacer en la vivienda, por un daño causado por el animal y, por otra parte, los propietarios podrán estar tranquilos de no tener que hacerse cargo de gastos extra.

Qué dice la reforma sobre la tenencia de animales de compañía

Como cada propiedad, casero e inquilino es diferente, la decisión de permitir o no perros, gatos y otros animales de compañía tendrá que ser valorada de forma individual en cada caso, siendo "imposible" legislar para todas las situaciones, tal y como explican desde el gobierno.

No obstante, habrá situaciones en las que el casero podrá negarse a permitir animales en un piso, como en los casos de que el propietario superior (por ejemplo, el dueño del edificio) no lo permita por algún motivo. En cualquier caso, el inquilino estará en su derecho de interponer la queja necesaria en la administración e incluso denunciarlo a la justicia si así lo considera.

Si el propietario se niega de forma injustificada a que un inquilino conviva con su animal de compañía, también tendrá que denunciarse a la administración o la justicia y que se pueda revisar el caso, presentando las pruebas necesarias por ambas partes.

Los propietarios pueden exigirle al inquilino el pago de un seguro que cubra cualquier daño que pueda causar el animal

En cualquier caso, esta reforma también incluye que los propietarios puedan exigirle al inquilino el pago de un seguro que cubra cualquier daño que pueda causar el animal, así como un depósito de arrendamiento que sirva para el mismo fin. En aquellos casos en los que el depósito y el seguro no cubran el coste de los daños, será el inquilino el responsable de pagar la cuantía restante.

No obstante, desde su implementación, tendrán que pasar al menos un año y medio hasta que la normativa quede asentada y entre en vigor, implementando este nuevo sistema en dos etapas (una a los seis meses y otra a los 12 meses desde la finalización de la primera).

Y en España, ¿me pueden prohibir tener animales?

En nuestro país, el 44 por ciento de los españoles convivimos con animales de compañía (en su mayoría con perros y gatos), sin embargo, tan solo el 4 por ciento de las viviendas de alquiler en 2022 aceptaban la compañía de estos animales en el hogar, tal y como muestran los resultados de un estudio realizado por Fotocasa y la Fundación Affinity.

A pesar de que la nueva Ley de Bienestar Animal ha visto la luz, la realidad es que no tiene ninguna potestad al respecto. Tampoco la recientemente aprobada Ley de Vivienda. La normativa que regula el permiso o prohibición de animales de compañía en los pisos y casas de alquiler es la Ley de Arrendamientos Urbanos.

Esta ley no prohíbe la tenencia de animales en el hogar, pero da la libertad a los propietarios de elegir si aceptan o no perros, gatos u otros animales a la hora de alquilar. Por lo tanto, si nuestro casero se niega a darnos el permiso de tener a nuestro compañero de cuatro patas, no podremos hacer nada al respecto.

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