La ciencia ha descubierto por qué los perros dan vueltas en círculo antes de hacer caca

La ciencia ha descubierto por qué los perros dan vueltas en círculo antes de hacer caca
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Si tienes perros, seguro que has visto cómo, a menudo, se ponen a dar vueltas sobre sí mismos antes de hacer caca. Esto puede durar un par de segundos, o... bastante más tiempo.

No es que sea la conversación más apasionante del mundo, es cierto, pero seguro que tú, igual que todos, tenías tus propias teorías: "están buscando un punto cómodo", "mi perro es muy indeciso" e incluso "este, a veces, no sabe lo que quiere", ¿verdad? El que escribe, estaba en el equipo "son manías" y, cuando ya había estudiado conducta animal, me uní al "no lo sabemos: quizá algún día quizá sepamos de dónde viene esa conducta".

En los últimos tiempos, uno de los equipos de investigación de la Universidad de las Ciencias de la Vida (Praga, República Checa) ha podido probar el porqué de este ritual y sigue estudiando sus causas.

Detectan el campo magnético terrestre

Se trata, ni más ni menos, a que los perros prefieren hacer sus necesidades mirando hacia el eje norte-sur del campo magnético terrestre, como demuestra el artículo Dogs are sensitive to small variations of the Earth’s magnetic field, publicado en Frontiers in Zoology.

Para llegar a estas conclusiones, se analizaron más de 5000 situaciones en las que los perros hacían pis (3689 veces) o defecaban (1893 veces) con una muestra de setenta perros y una enorme variedad de razas.

El estudio ayuda a completar, sobre todo, los primeros pasos del enigma: ahora ya sabemos por qué los perros dan vueltas sobre sí mismos, así como que pueden detectar las condiciones del campo magnético terrestre. De este modo, se demuestra la sensibilidad magnética en los perros, así como la enorme percepción de los canes en los pequeños cambios en la polaridad.

Puede explicar la conducta de los perros ante las tormentas

En la actualidad, queda en manos de los biofísicos plantear cuáles son los mecanismos responsables de esta magnetorrecepción (¿cómo lo hacen?) y, principalmente, obliga a los profesionales de la conducta a reconsiderar cómo las tormentas y otros eventos magnéticos afectan a los perros (¿tiene relación con las conductas de evitación y huida frente a ruidos y fenómenos magnéticos?) y valorar si puede extrapolarse a otros animales vertebrados.

El estudio, en cambio, no ha podido confirmar si los perros tienen una preferencia (lo perciben sensorialmente y deciden orientarse hacia allí) o se dirigen al eje norte-sur del campo magnético terrestre por una recepción vegetativa, o sea, sin consciencia.

Quedan dudas por solventar sobre el tema, pero todo indica que vamos por el buen camino. Lo más curioso, probablemente, es como una acción tan cotidiana como hacer pis y caca se ha convertido en otra larguísima lista de preguntas sin respuesta que la ciencia deberá intentar resolver.

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