Qué es la dieta BARF para perros y cómo empezar a dársela

Qué es la dieta BARF para perros y cómo empezar a dársela
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La dieta BARF fue creada en 1993 por Ian Billinghurst, un veterinario y nutricionista australiano que decidió formular una alternativa apropiada a las dietas comerciales, basada en las dietas ancestrales que seguían lobos y perros ferales.

¿Sabes qué significa BARF? BARF es el acrónimo de Biologically Appropriate Raw Food (es decir, Alimentación Cruda Biológicamente Adecuada). La dieta está compuesta de un porcentaje mayoritario de huesos con carne y músculo (60 %), un porcentaje menor de carne magra o pescado (25 %) y una pequeña cantidad de fruta, verdura, huevos y vísceras (15 %).

El auge de BARF

El auge de la nutrición en los animales de familia ha supuesto una verdadera revolución para los seguidores de la dieta BARF, que tienen como objetivo maximizar el estado de salud y la longevidad en perros.

A diferencia de las dietas industriales:

  • BARF no incluye cereales, que se han asociado con alergias alimentarias
  • Requiere de una preparación personalizada y balanceada según la edad, peso, patologías y rutinas del animal
  • Conserva las vitaminas, antioxidantes y enzimas, que se destruyen al cocinar los alimentos
  • Resulta más enriquecedora durante la ingesta, así como cercana a las conductas de forrajeo (es decir, los patrones de la secuencia de caza que permitían a la especie alimentarse)

De este modo, BARF utiliza alimentos crudos y requiere de un espacio en el hogar (o sea, un frigorífico grande) para conservar congelados la carne, pescado, restos y vísceras.

El tracto de los perros es más corto, así como la digestión es más rápida que la nuestra, por lo que, a diferencia de los herbívoros, los alimentos no se fermentan ni generarán complicaciones intestinales. Del mismo modo, como carnívoros oportunistas (es decir, carroñeros) las enzimas de la saliva y sus jugos gástricos cuentan con propiedades antibacterianas, lo que hace esta dieta sea muy segura para ellos.

Alimentos que componen BARF

Si atendemos a la composición de la dieta, los huesos carnosos son la parte fundamental de BARF: el 60 % de la ingesta diaria está compuesto por carne y músculo, rico en proteína, pero también en grasa, minerales (calcio, fosforo...), vitaminas, enzimas y antioxidantes. Los huesos deberán darse crudos y de forma controlada para evitar problemas de sobrepeso.

Pese a ofrecer el hueso crudo, la masticación suele ser el punto más crítico en BARF. Para asegurarnos de una ingesta segura, intentaremos que los huesos de aves siempre tengan carne, que el perro no los engulla y que cuente con variedad: ternera, aves, pavo, pollo... También será importante trabajar la posibilidad de manipular los huesos (poder dar y quitar estos alimentos), por si tenemos que retirar algún hueso astillado o peligroso.

Que Es Dieta Barf

El hueso carnoso no es un hueso recreativo, como la rodilla de ternera, por ejemplo, que puede estar durante ratos muy largos mordiendo, sino huesos con mayor cantidad de carne y alimento.

La carne magra, en cambio, que compondrá 1/4 de su dieta diaria podrá ser de pollo, pavo, conejo, cordero o ternera, y deberá acompañarse de vegetales, a poder ser triturados, y vísceras de animales. Si es posible, evitaremos el hígado o lo reduciremos al máximo, dando dosis muy pequeñas.

Las cosas buenas

Con total probabilidad, BARF gusta a la mayor parte de los perros, por una razón muy simple: la humedad y la palatabilidad. La hidratación de los alimentos que componen este tipo de dieta es el motor de BARF, así como unas comidas más enriquecidas (más cercanas al día a día que tendrían en estado salvaje).

Relacionado con todo lo anterior, la dieta también mejora:

  • el estado general de los dientes, aunque también hay un contra asociado (¡léelo en "las cosas malas"!), y el aliento, muy relacionado con el sarro en los perros
  • la cantidad y olor de las heces, así como los gases: una dieta más cercana a lo que comerían favorece la digestibilidad
  • los problemas o el riesgo de animales con obesidad, ya que BARF, en la mayoría de los casos, con un buen control supone una ingestión más adecuada
  • la hidratación del perro: al ingerir parte de ese agua que necesitan con la comida (en estado salvaje, lo harían de las presas), beberá menos agua a lo largo del día

Las cosas malas

Sin embargo, no todo es perfecto. BARF supone, en primer lugar, un riesgo mucho mayor que cualquier otra dieta (casera, pienso...) a contraer agentes patógenos debido a su alta carga microbiológica: se recomienda congelar la carne y optar por ingredientes de calidad.

Por esta razón, hay familias que cuecen ligeramente los alimentos después de congelarlos, pero esto suma un riesgo distinto: la posibilidad de que los huesos se astillen. Muchos veterinarios no recomienda BARF por la acumulación de pequeños fragmentos de hueso en el intestino, que puede llegar a requerir cirugía en casos graves, así como la asociación con pancreatitis y gastroenteritis.

En tercer lugar, a diferencia del uso de pienso de calidad, BARF mal adaptada puede provocar deficiencias nutricionales. Se requiere de conocimientos u optar por una asesoría veterinaria personalizada para una nutrición correcta: no será lo mismo cambiar pollo por pavo, o ternera por cerda, así como un control periódico, que puede ser vital.

Por último, si bien los huesos son beneficiosos para una correcta higiene dental, la ingestión constante puede dañar las encías y la lengua, pero, sobre todo, desgastar las piezas de forma excesiva, incluso con riesgo de perder dientes a lo largo de los años.

En resumen, BARF puede ser una dieta completa, nutricionalmente inmejorable y beneficiosa para tu perro, pero también exige dedicación, tiempo y asesoría personalizada. Incluso así, hay riesgos asociados a la carga microbiológica, pero está en tus manos vigilar y ofrecer opciones seguras y nutritivas. Valóralo con calma: no es una dieta que se pueda seguir a medias tintas, pero merece la pena.


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