Hay un problema con las cámaras de vigilancia para perros, porque el resultado más habitual es que acabéis agobiados el perro y tú

Hay un problema con las cámaras de vigilancia para perros, porque el resultado más habitual es que acabéis agobiados el perro y tú
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Las cámaras para controlar a nuestros perros y, en menor medida, a nuestros gatos se han puesto de moda, muy de moda. Estos dispositivos transmiten vídeo (o vídeo y audio) en directo, y puedes vincularlos a tu smartphone con una app móvil. Son útiles en trabajos de ansiedad por separación, por ejemplo, y para poder ver a nuestros colegas peludos desde la oficina. Y ahí viene el "pero", sí: pero... tienen su parte negativa.

Para empezar, la mayoría de webs de animales y anuncios publicitarios las venden apoyándose en la desinformación, como "tu perro o gato se sentirá acompañado" o  "podrás ver lo que hace, y tranquilizarle hablando con él..." Aquí, hay mucha tela que cortar.

¿Para controlar que no pase nada malo?

Entre las cámaras, tenemos las clásicas —pequeñas, compactas— que solo permiten ver al perro o al gato y, a medida que invertimos algunos euros más, grabar. Para mí, estas cámaras son suficientes y nos evitan problemas que sí podemos generar (sí, generar) con las cámaras interactivas.

A diferencia de las anteriores, las cámaras interactivas ofrecen otras opciones de interacción, como su nombre indica: desde lanzar chuches a hablar con nuestros animales, y suelen venderse como una forma de "acompañar en la distancia".

No es una buena idea, pero déjame explicarte primero porque tampoco puede ser una buena idea para ti y, luego, pasamos a tus animales.

Observar a tu perro o gato a través de la cámara

Instalas la cámara, configuras la app. Y ya está todo listo para poder vigilar desde lejos. ¿Te relaja? A veces, esa sensación de cercanía produce todo lo contrario. Si tenemos a un animal muy tranquilo es probable que no tardemos en perder el interés: si me voy, se echa a descansar o juguetea un rato con un ovillo o un peluche... Cierro la app y sigo trabajando.

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Pero ¿y si ocurre todo lo contrario? Estoy en una comida familiar y no puedo dejar de abrir la aplicación, porque al perro le ha dado por mordisquear la pata de una silla, o estoy en el trabajo y el animal llora y sufro porque vaya a molestar a los vecinos. Las situaciones que salen fuera de la rutina deben trabajarse con la ayuda de un profesional, porque las soluciones rápidas y fáciles no suelen funcionar con problemas complejos.

Aunque esto suene un poco a terapia psicológica, valora cómo te hace sentir no poder controlar las acciones de tus animales. Si te agobias, quizá la cámara no esté ayudando, sino todo lo contrario.

A menudo, a las familias con perros que tienen problemas de conducta (solos en casa), les pido que me graben los vídeos, pero que no los vean. Sí, se encuentran unos cuantos desastres mientras el trabajo empieza a funcionar, pero no tienen que lidiar con ansiedad constante de "qué pasará cuando salga por la puerta".

Como parte de un tratamiento

Si convivimos con un perro con hiperapego o ansiedad por separación, una cámara puede ser (casi) imprescindible para poder analizar su comportamiento, ya que se trata del único problema que se da cuando no estamos presentes. Sin embargo, será suficiente con que la cámara cuente con una buena calidad, sonido y ángulo de visión.

De este modo, podemos grabar las vocalizaciones, conductas y lo que se conoce como "descansos por agotamiento" en este tipo de ansiedad (si tienes un perro con APS, fíjate que no llora o rompe cosas todo el tiempo, sino que para, y al cabo de un rato, vuelve a empezar).

Toda esta información será básica para el diagnóstico y la hipótesis de trabajo de un profesional, pero, en ese momento, no podemos hacer demasiado. Y quizá te estás preguntando: "Bueno, pero si tengo una cámara interactiva, puedo reñir y premiar a mi perro, o marcarle un límite, gritando un "no". En teoría, claro que puedes, lo que pasa es que no es una buena idea, y te voy a explicar por qué.

Premiar y castigar a través de un botón

En primer lugar, voy a desmontar la idea de "se sentirán acompañados". Tu perro, tu gato, saben que no estás ahí, de la misma forma que si te grabas y les pones un audio con tu voz, van a acabar ignorándote. No es exactamente igual, porque con la cámara tienes un pequeño control sobre las consecuencias, pero sigue siendo menor.

Tu olor se va disipando a medida que no estás en casa y no hay más indicadores que una voz, o una chuche que vuela cada cierto tiempo. Es posible que, en un inicio, puedas llegar a engañarlo (confundirlo, más bien), pero jamás te recomendaría quitar previsibilidad para educar a un animal, y menos aún a un animal con ansiedad por separación, que es lo que más necesita en el mundo: previsibilidad.

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No me atrevería a afirmar al 100 % que reñir o premiar a través de la cámara no va a funcionar. Puede hacerlo, incluso sin contacto social, pero dudo horrores que puedas solucionar así un problema grave.

Y... el problema es que tiene mucha letra pequeña.

Para empezar, premiar va a generar expectativa, para lo bueno y para lo malo. Hay que tener presente que, en casa, los animales deben estar tranquilos y descansar, si la expectativa es que van a ir cayendo premios cada cierto tiempo... ¿qué va a pasar si ese premio no llega? Yo te lo digo: que el animal se va a frustrar. Además, las interacciones (hablarle) o los premios pueden mantener activo al perro o al gato todo el tiempo, y ¿tú puedes descansar cuando tu sistema límbico está activado? No, no puedes.

Por el contrario, reñir desde la distancia es algo complejo. ¿Podríamos llegar a "castigar" con la suficiente intensidad para que no vuelva a hacerlo? Quizá sí, aunque yo no te recomiendo basar tu vínculo humano-animal en los castigos. Pero... ¿y si el animal vuelve a intentarlo? Además del miedo y la frustración que le hemos hecho pasar, descubrirá que no podemos evitar que muerda una silla o nos arañe una puerta. Con ladridos, lloros, vocalizaciones es todavía más complejo, ya que suelen ser exteriorizaciones de una emoción.

Como no hay consecuencias (relevantes), el perro te ignorará, y esto puede hacer que incluso sea más difícil marcar límites en el futuro. Para resumir esto: si tu perro no tiene problemas, quizá le confundes; si intentas solventar un problema grave, no va a funcionar.

La cámara más cara del mercado

En cualquier caso, he buscado la cámara más cara del mercado, la PetChatz HD, que ahora mismo está "no disponible", no sé si por tener un precio muy superior al resto (350 euros) y no ser competitiva, o porque se han vendido muchas y están reponiéndolas.

Esta cámara interactiva permite videoconferencia en ambos sentidos: puedes llamar a tu perro, y tu perro puede llamarte a ti, lo que resulta complejo (se entiende que, si no está con tu perro, será que no puedes dedicarle tiempo; si tu perro aprende a llamarte y "te necesita", como no atiendas sus llamadas... se va a frustrar).

Por el contrario, tiene un par de extras chulos para enriquecer el ambiente: DogTV, que es un canal con contenido para perros y un difusor con aromas. No obstante, todo esto lo puedes integrar en casa sin necesidad de la cámara: feromonas, aromas, sonido, música... En cambio, el extra que no puedes tener sin una la PetChatz HD es el programa de "lanzar chucherías de forma aleatoria". Vuelvo a la idea de arriba, y te la resumo: tu perro no puede relajarse haciendo cosas todo el tiempo.

Los perros han vivido miles de años junto al grupo social, todo el tiempo, pero, hoy, tanto ellos como nosotros debemos adaptarnos (un poco). Una cámara está bien, ¡de verdad!, te animo a invertir en una cámara si te hace ilusión (o si la necesitas), pero solo debería servir para observar y valorar casos, y siempre que no te provoque ansiedad o afecte negativamente a a la relación con tus animales.

Como te puedes imaginar, usar una cámara de forma incorrecta puede empeorar el diagnóstico en problemas de conducta , puesto que, entre los tipos de ansiedad por separación, no trabajamos igual un perro con fobia a la soledad que otro con frustración por barrera, por ponerte dos ejemplos.

Si quieres mi consejo profesional, si compras una cámara para algo más que observar a tus animales (o como parte de un tratamiento), consulta con un profesional del comportamiento.

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