Los comederos antivoracidad para perros pueden ser un remedio peor que la enfermedad

Los comederos antivoracidad para perros pueden ser un remedio peor que la enfermedad
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Muchas familias, muchísimas, tienen perros que comen muy, muy rápido.  Le ponen el pienso en el plato, y es un visto y no visto ha desaparecido. Esto se percibe como un problema (en parte, lo es) y la prueba es que hay cientos de artículos sobre el tema.

A menudo, esto se ha tratado con todo tipo de comederos antivoracidad, con laberintos y formas. El comer excesivamente rápido es peligroso, sin duda, porque puede hacer que nuestro amigo sufra desde una torsión de estómago, que es una patología muy grave, a vómitos, diarreas, cólicos y gases.

Sin embargo, los perros son carroñeros oportunistas. Algo que parece que no tiene nada que ver con el tema de los comederos, ¿verdad?, pues no te olvides, porque va a ser clave en este artículo. También he dicho justo al inicio que le pones pienso: es probable que, con otros tipos de dieta, los perros coman rápido, pero, por regla general, nunca tan rápido.

Los perros tragan, no mastican

Todos los artículos que me he leído explican lo mismo: "enseña", "haz que tu perro aprenda", pero la realidad es que un perro no puede aprender a comer lento. Un perro como rápido por naturaleza.

Un perro sano tendrá motivación por la comida y entenderá que la comida es un recurso limitado y por el que tiene que competir (de forma natural). Si no comes, te debilitas y mueres. En la naturaleza, por lo menos. Tratar de cambiar esto, es tratar de hacer que un perro no sea perro.

Si os fijáis en vídeos de dieta BARF, los perros normalmente muerden, rompen el hueso y tragan el bolo: ¡no mastican como nosotros! En el caso del pienso, todavía resulta más fácil que engullan grandes cantidades de alimento.

Cuando aparece la frustración

Por desgracia, a menudo, cuando tenemos un perro con mucha ansia por la comida en casa, intentamos controlar esa situación y retrasar la entrega de la comida. Esto, a menudo, va a generar expectativa y ansiedad antes de empezar a comer, pero todavía puede resultar más contraproducente una vez le permitimos llegar al plato.

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Por lo tanto, en estos casos, nunca recomendaría alargar los tiempos y la espera del perro frente a la comida (sí necesitas un mínimo control para que tu perro no sea como Obélix frente a un asado, pero sin retrasar mucho la entrega del alimento). Así, solo conseguirás dar más y más valor a la comida y aumentar la expectativa y la frustración.

En este momento, es cuando suelen entrar en juego los comederos antivoracidad: es decir, un plato especial en el que el perro no puede comer (por impedimento físico) el pienso a la misma velocidad que en un plato llano.

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Y lo que ocurre es que se juntan tres problemas.

El primero, si el perro comía rápido, pero no muy rápido, nos podríamos ahorrar el esfuerzo: así, tal cual. Como ya he dicho, los perros comen rápido, por lo que si no se atraganta, se sacia, no tiene molestias y no es evidente que va contrarreloj (por ejemplo, comerse un plato entero en 10-15 segundos), no te preocupes.

Además, segundo, los comederos antivoracidad suelen ser fuente de frustración por no poder acceder a la comida a la misma velocidad que antes. Estamos intentando modificar las consecuencias (la conducta final) e ignorando los problemas que hay detrás: inseguridad, protección de recursos, falta de alimento de calidad y un largo etcétera.

No voy a afirmar que un plato antivoracidad es malo. Depende, como casi todo (una palabra que los educadores y etólogos deberíamos tatuarnos en la piel, porque la repetimos demasiado). En algunos casos, un comedero de este tipo e incluso un plato hondo con 4 piedras grandes, puede ser una solución rápida y efectiva, otras veces puede echar más leña al fuego.

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Por último, tercero: seguimos ajenos a todo lo que sí podemos hacer. Y hay muchas cosas: desde apoyarnos en otras dietas que requieren de una mayor masticación hasta introducir ejercicios como el sembrado (repartir la comida por varios puntos: al dificultar el acceso, el perro tendrá que moverse y buscarla), el forrajeo (introducir comida en recipientes y bolsas que el perro debe romper) o dividir la toma de comida en varias raciones: una para buscar, otra en plato, otra con ejercicios de obediencia, por ejemplo.

Lo más importante de este artículo es que un perro come rápido y que no hay una solución efectiva. Así de claro. De este modo, lo esencial es buscar opciones que faciliten una ingesta que no pueda dañar su estómago o provocarle malestar. En mi experiencia profesional, son problemas que requieren de un análisis más profundo que cambiar el plato en el que comen (que es la opción fácil y rápida) y que deben tener muy presente también experiencias y conductas que ha aprendido y reforzado el animal (proteger comida, comer rápido en protectoras, etc.).


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