Las diez cosas que ojalá me hubiera dicho alguien antes de adoptar a mi perro

Las diez cosas que ojalá me hubiera dicho alguien antes de adoptar a mi perro
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Tener un familiar perro se ha convertido en algo completamente normal. Un 30 por ciento de los hogares españoles convive con un perro, según datos de la Real Sociedad Canina de España (RSCE), una cifra que ha ido en aumento en los últimos años que podría ser a la alza. Sin embargo, tener un perro a veces no es como nos lo quieren pintar ya que no deja de ser una responsabilidad más.

De hecho, aunque muchos digan que comparar a un niño con un perro es una exageración, la verdad es que, a efectos prácticos, ambos son seres vivos que dependen totalmente de nosotros una vez llegan a nuestras vidas, y lo hacen con sus cosas buenas y sus cosas malas.

De la misma manera que estamos dispuestos a pasar noches sin dormir por nuestros bebés o aguantar llantos con cada cosa que éstos necesiten, la convivencia con perros también trae consigo una serie de situaciones a las que debemos estar dispuestos antes de optar por comprar o adoptar.

¿Sabes cuales son las situaciones más comunes a las que podemos enfrentarnos junto a nuestros compañeros de cuatro patas y que sería fantástico que nos contaran antes de optar por convivir con ellos? Aquí van diez de ellas que he aprendido que, si quiero tener un perro, tendré que lidiar con ellas.

Los perros muerden cosas... y no siempre son sus juguetes

A los perros le gusta morder y roer, es una actividad que les relaja y les entretiene, por lo que será algo que no podemos evitar. Muchas veces se concentrarán en sus huesos pensados para su higiene bucal, su juguete de cuerda o sus peluches, pero otras optarán por preferir nuestras zapatillas, el reposabrazos de nuestra silla de escritorio, la alfombra o incluso Alexa (sí, he vivido esto y me sigue sorprendiendo cuando lo digo en voz alta).

Especialmente en perros cachorros es común ver cómo todo les llama la atención y todo lo quieren morder (ya que es una de sus principales maneras de conocer el mundo, junto al olfato). Si algo les llama la atención, no dudarán en pegarle un bocado a ver qué pasa.

No obstante, lidiar con estas situaciones y redirigir estos comportamientos exclusivamente a sus juguetes será un trabajo que deberemos hacer a diario y ser más persistentes que ellos. ¿Estás dispuesto a ello?

Perro mordisqueando un palo

Pueden ser muy guarretes comiendo

Otra de las cosas de la que quizás nadie nos habla es de que los perros se manchan comiendo, a ellos mismos, el suelo e incluso la alfombra. Debemos olvidarnos del precioso perro de los anuncios de piensos que salen en televisión porque, puede que a nuestro perro le guste más volcar el cuenco del agua o esparcir la comida alrededor del comedero.

Aquí cada perro tiene sus manías y su personalidad, por lo que la única opción que nos queda es buscar el comedero más adecuado para ellos y tener paciencia cuando se den este tipo de situaciones.

Perro comiendo

Van a producirse escapes en casa

La llegada de un perro a casa siempre es un momento clave: el animal llega a un nuevo hogar, con gente extraña y tendrá que acostumbrarse tanto a las personas como a su nuevo hábitat. Durante ese proceso, es posible que se produzca algún que otro escape de pis o caca, algo normal a lo que deberemos de estar preparados y evitar las regañinas.

Esto será todavía más normal si optamos por comprar o adoptar un cachorro, que no solo no controla todavía su cuerpo, si no que requiere de muchos más paseos a lo largo del día y aprender dónde debe hacer sus necesidades.

Perro paseando

Demandan mucha atención

Algo a lo que no todos estamos preparados es a una demanda de atención constante. Hay perros que son muy cariñosos y que adorarán estar pegados a nosotros cual lapas, por lo que no podemos pensar que el perro está en nuestra casa solo para cuando nosotros lo necesitemos.

Aunque obviamente no podemos dejar que exista un problema de dependencia o de ansiedad por separación, sí que es cierto que muchos perros (especialmente los más jóvenes) nos interrumpirán durante las meetings del trabajo, nos seguirán al servicio y querrán acomodarse encima nuestra o bajo nuestros pies en el sofá.

Al fin y al cabo, como ya hemos mencionado, no dejan de ser seres vivos que dependen de nosotros y, de la misma manera que debemos atender a nuestros hijos pequeños, tendremos que hacer lo mismo con nuestros peludos.

Perro pidiendo mimos a su tutora durante una llamada de trabajo

Los paseos pueden ser tediosos

Una de las obligaciones más importantes que tenemos cuando nos convertimos en tutores de perros es la de sacarlos a pasear. Da igual que llueva, nieve, haga frío o calor, los paseos los tendremos que dar igualmente.

De hecho, nos pensamos que sacarlos es una cuestión de 15 minutos, un agradable paseo a nuestro ritmo y por dónde queramos pero, la realidad es que un buen paseo (dependiendo de la edad del cachorro y su tamaño) ronda entre los 30 minutos y debe estar estructurado para él.

Es decir, debemos llevarles a sitios donde pensemos que pueda disfrutar olfateando, como los parques, caminos de tierra o, si estamos en ciudad, lugares cercanos a zonas ajardinadas donde puedan disfrutar. No se trata de ir a hacer los recados junto a nuestro perro al lado.

Además, tampoco nuestro perro tiene por qué seguir nuestro ritmo y puede que nos veamos en una situación en la que el perro tira de nosotros (algo que puede complicarse si se trata de un animal de tamaño grande). Debemos ser firmes y pacientes para enseñarle a que debe caminar a nuestro lado y que ya habrá momentos de carreras y locura una vez lleguemos a una zona segura, como puede ser un parque, el campo, o la montaña.

Perro de paseo

Pueden ladrar más de la cuenta

Algo que conviene saber también antes de adoptar un perro es que hay canes muy tranquilos y silenciosos, pero otros optarán por ser más charlatanes. ¿Esto qué quiere decir? Que nos podemos encontrar con que nuestro adorable perro haga más ruido del que esperábamos, ya sea con sus juguetes, jugando en casa o ladrando.

De hecho, es común encontrarnos perros que ladran cuando suena el timbre, escuchan ruidos en el pasillo o la calle e incluso cuando ven a otro perro a través de la ventana o el balcón.

Que ladren es normal, pero debemos de cuidar que no lo hagan por todo, o terminaremos por volvernos locos en casa. ¿Verdad que es algo importante a tener en cuenta antes de comprar o adoptar?

Perro ladrando

Festival de pelos

Por supuesto, al igual que pasa con otros animales, también debemos estar advertidos de que los perros tienen pelo y que, de la misma manera que nos tocará a muchos recoger los pelos de la bañera tras la ducha, es posible que una de nuestras rutinas diarias tras la llegada de nuestro peludo a casa es limpiar sus pelos del sofá o la cama.

Y no nos podemos olvidar de nuestra ropa ya que, es probable que nuestro vestuario se convierta en la prueba delatora de que tenemos animales en casa, siempre llena de "pelitos de amor", aquellos que se nos quedan pegados tras un buen achuchón o abrazo con nuestro compañero de cuatro patas.

Además, aunque es evidente que será más notable en razas de pelo largo, también en aquellos perros con pelo corto seguiremos necesitando (aunque con menos frecuencia) recoger los pelitos que se quedan clavados tanto en nuestro mobiliario como en la ropa.

Un tutor abrazando a su perro

Puede que no durmamos del tirón

Otro aspecto del que nunca nadie nos habla es de cómo pasar las noches. Hay perros que tienen su propio lugar para dormir (como la cocina o una habitación) pero otros muchos tienen permitido entrar en la habitación e incluso subirse a la cama a dormir a los pies de sus tutores.

La realidad es que esto puede ser muy bonito pero también puede conllevar a que nuestro compañero perruno nos despierte en más de una ocasión durante la noche, ya sea porque se mueve, porque se coloca encima de nuestras piernas o porque se despierta y empieza a darse paseos por casa.

Perro durmiendo

La hora de comer y cenar

Algo que a todos nos gustaría saber antes de traer un perro a casa es que muchos no saben controlar sus impulsos, especialmente los alimenticios. Si ven algo a su alcance, allá que meten el bocado y, muchas veces puede ser algo bastante incómodo.

Además de ser peligroso para nuestros peludos, las horas de tomar el desayuno, comer o cenar pueden convertirse en un infierno y una pelea constante con nuestro peludo para evitar que se coma el contenido de nuestro plato, así que, hasta que éste aprenda a qué puede comer y qué no, hay que despedirse de tranquilas comidas viendo nuestra serie favorita.

Pareja cenando junto a su perro

Gastos inesperados de veterinario

Por último, tanto con los perros, como con cualquier mascota, debemos asumir unos gastos veterinarios. En este sentido, obviamente antes de adoptar o comprar sabemos que su salud también formará parte de nuestras obligaciones, pero lo que posiblemente nunca contemplemos es que esos gastos se conviertan en algo mucho mayor.

Una enfermedad inesperada, un accidente, una pelea con otro perro... Existen muchos peligros a los que nuestros peludos se enfrentan y que puede costarnos un gasto extra, más allá de las revisiones, vacunas y desparasitaciones. ¿Estamos dispuestos a emplear todo el dinero que haga falta en ellos?

Un perro en un veterinario
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