En los últimos años, se han puesto muy de moda los comederos inteligentes. Revisando algunos productos por Amazon que me han enviado colegas y clientes, llego a varios análisis estupendos sobre comederos portátiles para perros y gatos. La pregunta está en el aire: ¿sí o no?
Como la asesoría es parte de mi trabajo, llevo una semana leyendo reviews con calma, pero sin estar convencido. ¿Por qué? La respuesta corta es que, igual que ocurre con otros productos, los comederos son una buena idea para nosotros, pero no tanto para nuestros amigos peludos. Para ellos, arrastran varios problemas de fondo, así que vamos a analizarlo con un poco más de detalle...
Los comederos inteligentes pueden no ser una buena opción para perros
En el caso de los perros, mantener comida a disposición (en un plato, por ejemplo) puede suponer dos escenarios muy distintos. Por un lado, podemos generar falta de interés por el pienso o, por lo menos, reducir el interés por el tipo de comida que dejamos a su alcance; por el otro, podemos favorecer la posesión y la protección de la comida (protección de recursos), como bien de primera necesidad que dejan de ver como algo compartido por nosotros con ellos.
¿Por qué? Para entender esto, te explicaré el ejemplo del Ferrari. Imagínate que yo tengo siete Ferraris y tú ninguno (spoiler: no los tengo, pero eso ya te lo imaginabas.) Si yo soy muy buena gente y te dejo uno de mis Ferrari los martes a las 17 horas, y a ti te gustan los coches además, te lo vas a pasar de miedo. Pero ¿qué ocurre si te dejo el Ferrari a disposición? Lo aparco en la puerta de tu casa, te doy las llaves y ya vendré a por él...
Lo que ocurrirá, probablemente, es que las primeras semanas te lo pases de miedo, pero después, poco a poco, perderás gran parte de tu interés. A tus perros, puede pasarles algo muy similar con la comida. Esto lo podemos evitar racionando bastante las cantidades y evitando que haya un exceso de alimento, pero, debemos calcular bien, para que el perro no pase hambre ni se aburra de la comida.
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También hay otra cosa.
Imagínate que, tres años más tarde, vuelvo a por mi Ferrari. Y tú ya te lo has hecho tuyo, ¿no? ¿Cómo te sentirás? ¿Te generará malestar o frustración o me lo devolverás sin problemas? De nuevo, a tu perro le pasa lo mismo: puede ser que genere protección de recursos con la comida.
Por último, descubrir que el comedero "suelta" comida a equis horas, puede hacer que muchos perros generen ansiedad a medida que se acerque la hora (pues, técnicamente, se trata de un refuerzo a intervalo fijo que, a medida que se repite, supondrá de una anticipación lógica por parte del animal y, a menudo, un aumento de las conductas asociadas al final del intervalo, conocido como festón).
Dependiendo del tamaño de tu perro, además, no es raro que busque formas alternativas de acceder a esa comida y, si no está supervisado, puede que el dispensador tenga un futuro negro, muy negro.
Los gatos se adaptan mejor, con algunos peros
En el caso de los gatos, en cambio. La cosa se complica. A menudo, se nos dice que los gatos deben tener comida a disposición, y es cierto. Sin embargo, es habitual que, tras una esterilización, no regulen igual de bien la cantidad de comida que ingieren (de ahí, los famosos aumentos de peso), por lo que un dispensador de comida, puede ser una buena opción.
No obstante, aquí sí que habrá un montón de peros: ¿Con cuántos felinos convives? ¿Tienen problemas para regular su alimentación si dejamos comida a disposición? ¿Podemos llenar cuencos varias veces al día o pasan 8, 10, 12 horas sin supervisión?
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Así como las fuentes de agua y el acceso a comida húmeda es una necesidad para los felinos (pues sus niveles de hidratación son mucho menores que en estado salvaje, donde las presas vivas suponen una importancia cantidad del agua consumida), el dispensador puede ser una buena opción para controlar cantidades y regular un acceso relativamente eficiente.
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Si te decides por comprar un dispensador de comida para tus gatos, es importante que tengas en cuenta que deberás realizar un control durante unos cuantos días, para ver si comen lo suficiente y, sobre todo, que no genere frustración, que podrás notar con:
- gatos esperando gran parte del tiempo delante del comedero,
- cambios en la conducta: maullidos, señales de ansiedad, como temblores, inquietud, salivación, excesivo acicalamiento, etc.
- peleas o robo de comida (pues, técnicamente, deberíamos contar con varios comederos automáticos para evitar esto, pero el gasto económico aumentará mucho también)
En resumen, para los perros debemos tener presente que hay varios puntos en contra (falta de interés, frustración, protección de recursos), que no tienen por qué suceder, pero que un comedero puede incentivar. Como educador, y de forma totalmente general, para los perros sin problemas de conducta te recomiendo que ofrezcas parte del alimento vinculado a ti (con un poco de estimulación mental en forma de trabajo: obediencia, habilidades, juego: lo que sea), otra parte en "formato de búsqueda" o juego de olfato y una tercera en plato.
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Matizo que, muchos perros, se adaptan sin problemas a usar dispensadores, pero que no me parecen una buena opción y, menos aún, si toda la comida se ofrece desde el aparato.
En el caso de los gatos, hoy sabemos que también podemos enriquecer su día con ejercicios mentales, pero no suelen ser tan comunes. El dispensador de alimentos será una herramienta más fácil de adaptar a los felinos, pero también puede provocar problemas, por lo que la palabra clave es personalización: valora, prueba y adapta. O dicho de otro modo, escapa de las soluciones mágicas que te venderán las marcas, porque no existen.