En España, lleva décadas siendo una práctica habitual. Todos conocemos a alguien que va al supermercado y deja al perro fuera, atado a una valla o una papelera, mientras hace la compra; o bien entra y sale rápido del bar para tomar un café, y el perro en la puerta. Hay mil opciones más.
Esta rutina ha recibido muchas críticas por parte de educadores, etólogos e incluso medios de información: los perro se roban y hay gamberros; además, pueden sentirse intimidados, limitados, asustados, generar conductas reactivas o ansiedad por separación.
Sin embargo, la concienciación pasará a ser de obligado cumplimiento tras la aprobación de la nueva Ley de Protección Animal. Se acabó dejar a los perros atados sin supervisión. Llegan las multas.
La práctica, en desuso
Solo tenemos que darnos un paseo por cualquier gran ciudad para ver que mucha gente sigue manteniendo esta practica. Sea por unos minutos, o por un buen rato, perder al perro de vista, dejarlo sin supervisión y, sobre todo, limitar su movimiento, puede traer consecuencias muy negativas.
No obstante, la conciencia frente a este problema parece haber alcanzado solo a parte de los guías o propietarios y, aunque cada vez menos gente deja atado al perro fuera de una tienda o comercio, la ley ha escuchado a los críticos y castigará este tipo de acciones para terminar con ellas, de una vez por todas.
Qué dice la ley
El Proyecto de Ley de protección, derechos y bienestar de los animales es claro ante los cambios que vienen.
El artículo 27, dice así:
d) Mantenerlos atados o deambulando por espacios públicos sin la supervisión presencial por parte de la persona responsable de su cuidado y comportamiento, salvo en los casos dispuestos en el apartado segundo del artículo 28.
De este modo, quedan totalmente prohibidas prácticas como dejar al perro esperando suelto o atado fuera de una tienda o un supermercado, o no realizar una supervisión activa del perro en los espacios públicos (es decir, un control efectivo y permanente de dónde está y qué hace el perro).
El artículo 28, en cambio, solo agrega algunos puntos clave para los perros que queden en espacios abiertos para el bienestar de estos animales (proteger de las inclemencias del tiempo, no estar expuesto a sol, lluvia o frío, emplear espacios acordes a las necesidades fisiológicas).
La prohibición de dejar atado a un animal sin supervisión se considerará una infracción de carácter leve, en un inicio, pero repercutirá en multas de 500 a 10.000 euros. Una decisión que demuestra el carácter reformador de la ley y que pretende terminar con la práctica lo antes posible.
Prohibiciones y sanciones que llegan
La tenencia responsable, pues, pasa a ser un deber que acoge un amplio número de prohibiciones y otras obligaciones explícitas: no usar herramientas de castigo, ni maltratarlos, ni dejar animales sueltos o privados de libertad sin vigilancia, así como obligaciones como integrarlos en el núcleo familiar, evitar la reproducción ilegal, recoger excrementos y limpiar orines o facilitar tratamiento veterinario.
En resumen, no dejar atado al perro sin vigilancia puede parecer un punto más de la ley, pero es toda una declaración de intenciones: se exigirá a los propietarios compromiso, tenencia responsable y adaptarse a las necesidades de bienestar animal que defiende la mayoría actual. Las multas leves (si bien, 10.000 euros pueden disuadir a casi todos) plantean un nuevo marco de convivencia; las sanciones graves y muy graves, el paso siguiente para acabar con el maltrato, el abandono y las prácticas delictivas.