Por qué no hay que enrollar la correa en la muñeca al pasear un perro

Por qué no hay que enrollar la correa en la muñeca al pasear un perro
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Se han escrito miles de artículos y se han grabado todavía más vídeos de YouTube sobre métodos infalibles para pasear a tu perro sin tirones de correa. Por desgracia, la mayoría de estos métodos olvidan cuestiones básicas que generan inseguridad o frustración en los perros y que pueden ser peligrosos para la persona que los pasea.

Todo ello, está muy relacionado con el adiestramiento en obediencia clásico, que requería de un manejo y el aprendizaje de una metodología basada en premiar conductas positivas, pero, sobre todo, en castigar todas aquellas negativas. La razón principal es que, entonces, a diferencia de hoy día, se buscaba un resultado concreto (una conducta) sin atender a la psicología ni a la sensibilidad en el perro.

Qué esperamos de un paseo

Es muy común, además, que busquemos un paseo de 10 —lo que venden muchos de estos contenidos milagrosos— sin haber enseñado a un perro las bases: avanzar sin tirar o jalar de la correa, acostumbrar a distintos tipos de correa, arneses o collares o cómo debe comportarse en un paseo con otro perro, o varios. En muchas de estas situaciones, entonces, los perros comienzan a reforzar conductas desadaptadas que no nos benefician, y a ellos tampoco, y dificultan los futuros aprendizajes.

Por lo tanto, yo voy a empezar por la base y, como ya he explicado cómo crear un paseo sin tensión en la correa, nos centramos en ver los principales errores que fastidian el paseo y dificultan el aprendizaje.

Enrollarse la correa en la muñeca

En primer lugar, algo que corrijo mil veces cada año es la "manía" de enrollarse las correas en la muñeca (de tela, de cuero, incluso metálicas).

Algunas personas consideran que eso ofrece una sensación (falsa) de control y estabilidad, pero no es así. Otras, suelen afirmar que les ha funcionado con otros perros y que el can ya se adaptará.

  • Si tu perro tira de la correa, puede provocar una luxación de muñeca o algo peor, como desequilibrarnos, obligarnos a correr detrás del perro o llevarnos directos contra el suelo.
  • Dificulta el buen manejo de la correa: para coger bien una correa, usamos el pulgar como “dedo guía” a través del que sujetar adecuadamente el extremo de la correa, que cae dentro de la palma de la mano, y permite un buen agarre.

Como consejo extra, este tipo de agarre es algo que funciona "a pesar" (de nuestro mal manejo), como suelo decir, y no "gracias a". Supone un riesgo enorme y dificulta la comunicación con nuestro perro (o perros).

Tensar la correa = frustración

Cuando has trabajado muchos, muchos perros, descubres algo: no hay dos iguales. Incluso las razas, que predisponen, no definen. Por lo tanto, tengo una mala noticia: si aquel perro que tuviste, entendió rápido que si le tensabas la correa, tenía que ir detrás tuyo, puede que los diez siguientes no.

Tirar De La Correa Perros Errores

Los otros diez pueden bloquearse, intentar ir en dirección contraria, aplicar más y más presión en cada paseo (lo que es peligroso si pasean con collar), salir corriendo, de golpe, en dirección contrario y un larguísimo etcétera.

Cuando "la tensión de la correa es tu única herramienta, estás exponiendo a tu perro constantemente a niveles altos de estrés y frustración, lo que dificultará mucho el aprendizaje. Sin embargo, como, pese a que generalizar no me gusta nada (ya lo habrás visto), tengo que darte unos cuantos consejos, te digo:

  1. Felicita y premia los momentos en los que la correa está destensada durante el paseo (sean pocos o muchos, en un inicio), porque mucha gente se olvida de felicitar lo que el perro hace bien y se concentra en castigar "lo malo".
  2. Si hay tensión en la correa, párate y espera; si el perro no te atiende, llama su atención con un sonido (un breve silbido, un beso al aire...) y, cuando relaje, continúa.
  3. Sé constante, y repite: acuérdate de que, cuando enseñamos a un perro a pasear, no estamos trabajando para conseguir un buen paseo de aquí a 5 minutos, sino de aquí a 5 semanas.

Por descontado, puedes hacer muchas más cosas, como premiar el instinto de seguimiento en los paseos, y fuera, enseñarle al perro un ejercicio para que entienda los cambios de dirección (y te siga), y muchas más cosas, que serán grandes complementos para el paseo.

Aplicar correcciones y el reflejo de oposición

La tensión puede provocar estrés, frustración y... oposición. ¿Sabes por qué dicen que los burros son tercos? Porque esas personas no entienden qué es el reflejo de oposición.

Cuando alguien ejerce presión a un burro, el burro hace contrapresión, es decir, realiza la misma conducta en sentido inverso. En estos animales, se comprende debido a que muchos burros mantienen ese comportamiento como parte de sus conductas afiliativas (o sea, recargarse entre ellos o chocarse, por ejemplo).

En el caso de los perros, muchas de las "correcciones" que creemos que estamos aplicando, solo están provocando una respuesta similar. ¿Te has fijado que muchos de los perros que son "corregidos" cada vez tiran más y más fuerte? Esta es la razón.

Por lo tanto, yo te recomiendo dos cosas:

  • Deja de corregir "así" el paseo: párate, espera otra conducta y felicita esa otra conducta (en un inicio, puedes premiar incluso con comida, pero la realidad es que el paseo en sí mismo ya funciona como refuerzo)
  • Recuerda que los tirones de correa en el cuello pueden dañar al animal y, en el arnés, probablemente favorezcan todavía más el reflejo de oposición
  • Si tenemos que redirigir a un perro hacia nosotros, nunca aplicamos tirones, sino presión: la diferencia es que un tirón es un golpe seco y la presión es una tensión constante y mínima, aunque suficiente: en este caso, primero, yo trabajaría este ejercicio fuera de los paseos primero

No jugar con el largo de la correa

Me he dejado lo más obvio para el final. Es muy, muy importante ser conscientes de que un perro a 5 centímetros de nosotros, no está paseando: está trabajando. Por ello, el largo de la correa debe ir acorde con las necesidades del paseo.

Los tiempos en los que el perro debía ir a nuestro lado, e incluso mirando al guía a la cara, deben quedar en el pasado. Primero, porque no es una conducta natural; segundo, porque no es un paseo y, sobre todo, tercero, porque no es saludable para el animal. Los perros pasean en zigzag, se paran a oler, socializar e interactuar con objetos.

Entiendo que esto no es realista para cada uno de nuestros paseos, y que hay zonas en las que el perro deberá ir con la correa más en corto (y, por lo tanto, aprender), pero un perro no será feliz paseando sin distancia de correa, pues se le impide interactuar de forma natural con el mundo.

Dicho esto, si reducimos el criterio inicial de exigencia durante el aprendizaje, también descubrirás que se vuelve mucho más sencillo enseñar a un perro a pasear sin tirones y premiar conductas en las que la correa está destensada. Repito. No significa que no debas enseñarle a pasear "en corto", sino que le deberías dar la vuelta al aprendizaje y, de paso, entender que los perros necesitan pasear con correa corta, correa larga y, siempre que sea posible, también en libertad.

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