Los perros y gatos también padecen alergias, ¿sabes cómo identificarlas y tratarlas?

Los perros y gatos también padecen alergias, ¿sabes cómo identificarlas y tratarlas?
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Nuestros peludos y nosotros no nos diferenciamos tanto. Al igual que nos ocurre a las personas, nuestro animales de compañía también padecen alergias. Tanto perro como gatos y otros mamíferos pueden tener hipersensibilidad (que es la palabra técnica que se utiliza para referirnos a las alergias).

¿Sabemos qué son las alergias? Se trata de una respuesta exagerada del sistema inmunitario por diferentes mecanismos frente a substancias (alérgenos) ambientales, alimentos, etc. Es decir, que sufrir reacciones a un tipo determinado de pienso, a una arena para gatos concreta, a alguna planta durante los paseos, etc.

No obstante, en perros y gatos las más frecuentes son "la hipersensibilidad a la picadura de la pulga (concretamente a su saliva) y la hipersensibilidad ambiental (a ácaros del polvo o almacenamiento, pólenes de gramíneas, malas hierbas, árboles y hongos)", explica Annabel Dalmau, acreditada en dermatología por AVEPA y responsable del servicio de dermatología de AniCura Mediterráneo Hospital Veterinario.

"También se da la hipersensibilidad alimentaria, a picaduras de insectos o incluso a medicamentos que le administramos", añade. "Aunque éstas son menos frecuentes".

Síntomas y tratamiento de las alergias

El principal signo clínico de las alergias es el picor o prurito de leve a intenso, acompañado de enrojecimiento de la piel. "A raíz de esto, la alergia se puede complicar con infecciones secundarias como heridas por rascado y malestar general del animal", detalla la veterinaria.

"Estos síntomas aparecen por múltiples factores como la genética, los ambientales y multitud de reacciones complejas a nivel del sistema inmunitario que conllevan la aparición de la inflamación cutánea", añade Dalmau.

Un gato rascándose

A la hora de establecer un tratamiento para cualquier tipo de alergia es muy importante que el veterinario realice un buen diagnóstico, ya que de éste depende el protocolo y tratamiento para cada animal concreto. "Lo más importante es saber que las alergias son patologías normalmente de curso crónico que no pueden curarse, pero que, con un tratamiento adecuado, pueden controlarse sus manifestaciones clínicas", comenta la experta.

"Estos tratamientos se basan en establecer una buena pauta de desparasitación externa e interna, una dieta adecuada y, si es conveniente, tratamientos antinflamatorios a corto o a largo plazo, dependiendo de la causa que produzca esta alergia", añade Dalmau.

La prevención, fundamental para evitar algunas alergias

Obviamente no siempre podemos conocer o controlar la causa de la alergia para así prevenirla pero, en los casos en los que sí podemos actuar, debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para evitar estas reacciones.

"Por ejemplo, si se ha establecido un diagnóstico de alergia a la picadura de la pulga, si de manera periódica se realizan tratamientos antiparasitarios externos adecuadamente, es probable que podamos minimizar o incluso evitar la aparición de la alergia y los signos clínicos derivados de ella", ejemplifica la especialista en dermatología. "Funciona igual cuando se trata de un alimento, evitando éste también evitamos el mecanismo que inicia la alergia".

Por la parte contraria, si hablamos de una alergia por causas ambientales, la prevención puede complicarse un poco más, ya que es muy difícil evitar el contacto con ácaros ambientales o pólenes (tal y como nos ocurre a las personas en primavera).

Perro entre flores

"En estos casos, los tratamientos más comunes pautados por parte del veterinario para paliar el picor y la inflamación, suele ser la vacunación o inmunoterapia específica", detalla Dalmau. "Baños frecuentes con productos adecuados, evitar los paseos en temporadas y horas de máxima exposición (si se trata de alergia a pólenes), ventilar la casa y la limpieza a fondo en caso de alergia a los ácaros".

De este modo, aunque no podamos evitarla, sí podremos aminorar o prevenir lo máximo posible, la aparición de síntomas y problemas de salud derivados que puedan poner en riesgo la vida y el bienestar de nuestros peludos.

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